El sindicato de metalúrgicos y Volkswagen iniciaron este martes conversaciones para poner fin a una huelga de ocho días en la mayor planta de esa empresa en Sao Paulo, en protesta por el despido de 800 empleados.
El fabricante alemán abrió el diálogo con los trabajadores al día siguiente de que miles de obreros bloquearan una ruta que une la mayor ciudad de Brasil con el litoral.
“Nuestra lucha será permanente hasta revocar los despidos”, afirmó Wagner Santana, secretario general del sindicato, en un comunicado publicado en la web de la organización, en el que confirman la apertura de las negociaciones.
“Nuestro objetivo es garantizar los derechos de los trabajadores en Volkswagen”, continuó Santana antes de subrayar que la huelga, que comenzó el pasado martes, continuará durante un tiempo indeterminado. El paro, no obstante, será flexibilizado con la reanudación de las actividades en el horario de la tarde-noche, anunció la central obrera.
Los trabajadores en huelga entregaron sus reivindicaciones al secretario general de la presidencia, Miguel Rossetto. El sindicato decidió, sin embargo, suspender la reunión fijada para el miércoles con el ministro de Trabajo, Manoel Dias, a la espera del desarrollo de las negociaciones.
En plenas vacaciones de Navidad, unos 800 empleados de la mayor planta de Volkswagen en Brasil recibieron un telegrama comunicándoles su despido. Tras el receso, gran parte de los 13.000 trabajadores de la planta de Anchieta, en el municipio de Sao Bernardo do Campo, decidieron comenzar una huelga indefinida el 6 de enero.
Otros 1.300 funcionarios pueden ver en riesgo su trabajo, según el sindicato. En Mercedes, 244 empleados fueron despedidos a comienzos de año.
Junto a la caída de las ventas, la producción de vehículos en Brasil se desplomó en 2014 a su peor nivel en cinco años, según la asociación de fabricantes. Las exportaciones retrocedieron, por su parte, un 30,4%, principalmente las de automóviles (40,9%).
Esta desaceleración del sector, en consonancia con el estancado crecimiento de la economía brasileña, se reflejó también en una pérdida de 12.400 empleos en esta industria.