El Canal de Panamá, surgido de la audacia de partir en dos el estrecho istmo americano para construir un paso acuático que uniera el mundo, entra en su segunda centuria administrado por panameños, en plena expansión y consolidado como hazaña histórica de alcance universal.
La colosal obra, que sirve en la actualidad al 6 % del comercio mundial, tuvo su génesis en el siglo XV con Carlos V, quien hizo una de las primeras propuestas para explorar una ruta por el istmo para unir el Pacífico con el Caribe.
A lo largo de más de tres siglos, el proyecto de construir una canal interoceánico por Panamá, que por su geología y clima lo hacía parecer imposible, concitó el interés internacional y, al final, se redujo a dos países hegemónicos: Francia y Estados Unidos.
El intento pionero de construir el Canal fue de los franceses a partir de 1880 y duró casi 20 años, primero de la mano del conde Ferdinand de Lesseps -que no era ingeniero- y la Compañía Universal del Canal Interoceánico, que se hundió por un escándalo financiero en 1889.
De la Compañía Universal se pasó a la Nueva Compañía del Canal y los franceses retomaron y avanzaron significativamente los trabajos de excavación guiados por el ingeniero Phillipe Bunau-Varilla, pero, a través de éste, terminaron vendiendo sus derechos de construcción a Estados Unidos por 40 millones de dólares.
Parte de este fracaso radicó en el empecinamiento de Lesseps de insistir en hacer un canal a nivel como el de Suez, aunque Varilla retomó la idea de otro ingeniero francés de hacerlo con esclusas y dos lagos para elevar los barcos y hacerlos pasar por la cordillera.
Parte de la “leyenda negra” que acompañó a los franceses fue la cantidad de muertes que tuvieron por accidentes o enfermedades tropicales, pues se calcula que con ellos fallecieron más de 7.000 trabajadores.
El esfuerzo de los franceses, y en especial la astucia de Varilla para convencer al naciente imperio estadounidense de que se decidiera por una zanja interoceánica por Panamá y no por Nicaragua, sirvió a Washington para terminar con éxito el canal entre 1904 y 1914, con un costo cercano a los 400 millones de dólares.
Durante los diez años en que Estados Unidos construyó el Canal, trabajaron en la monumental obra más de 56.000 personas, la mayoría de caribeñas, pero también italianos, griegos, chinos y unos 7.000 españoles gallegos, de los que murieron más de 5.600 por fiebre amarilla, malaria y accidentes.
Varilla, por su parte, ayudó a la independencia de Panamá, que pertenecía a Colombia, y firmó en 1903 el tratado Hay-Bunau Varilla con Estados Unidos, dando derecho a perpetuidad sobre el canal y soberanía en parte del istmo panameño a Washington, lo que creó un problema en las relaciones entre la nueva República y EE.UU.
La construcción de la vía acuática está tachonada igualmente por la lucha de los panameños por la soberanía de la Zona del Canal, una vasta área en las riberas ocupada por Estados Unidos y su Ejército.
El 9 de enero de 1964 murieron 21 estudiantes a manos de tropas estadounidenses que desgarraron una bandera de Panamá que los colegiales intentaron izar en la zona del Canal, lo que llevó a ambos países a firmar en 1977 los Tratados Torrijos-Carter que derogaron el Hay-Bunnau Varilla.
El Canal está bajo soberanía plena de Panamá desde el 31 de diciembre de 1999 por los tratados Torrijos-Carter, que también acabaron con la presencia militar estadounidense en Panamá.