El gobierno chileno se comprometió a alcanzar un nulo déficit fiscal hacia el año 2018, pero condicionó esa meta a la aprobación en el Congreso de una reforma tributaria que eleva los impuestos de las empresas de un 20 % a un 25 %.
“Se ha fijado como meta fiscal converger gradualmente a una situación de balance estructural en 2018, equivalente a cero por ciento del Producto Interno Bruto anual”, informó el Ministerio de Hacienda en un comunicado.
“Esta meta es condicional a la oportuna aprobación e implementación del proyecto de ley de reforma tributaria, actualmente en trámite en la comisión de Hacienda del Senado, la que generará los ingresos fiscales necesarios para cumplir con la precitada convergencia”, agregó.
El Gobierno de la socialista Michelle Bachelet ha promovido el alza en los impuestos a las empresas para obtener una recaudación fiscal adicional de 8.200 millones de dólares, que se destinarían a mejorar la calidad y garantizar gratuidad en la educación pública.
El aumento en los tributos a las empresas ya fue aprobado en la Cámara de Diputados y se prevé que corra la misma suerte en el Senado, ya que la coalición de centroizquierda en el poder tiene mayoría parlamentaria en ambas cámaras.
Además de eliminar el déficit fiscal, que en el 2013 fue de un 0,6 % del PIB, el Ministerio de Hacienda indicó que la política fiscal tendrá por objetivo “contribuir a la estabilidad macroeconómica del país” y proveer “bienes públicos que incrementen las oportunidades y la protección social de los ciudadanos”.
Indicó, además, que para garantizar la transparencia y el uso eficiente de los recursos, “se profundizará la evaluación de calidad y el impacto público de los programas y de los proyectos de inversión, a la vez que se privilegiará el uso de indicadores de desempeño y balances de gestión”.