La oposición boliviana eligió por tercera ocasión a un empresario del cemento y dueño de cadenas de comida rápida para enfrentar al presidente Evo Morales en las elecciones generales del 12 de octubre en Bolivia. Empero las encuestas siguen dando a Morales cómodamente como el favorito.
Samuel Doria Medina, de 56 años, fue proclamado el martes por la noche junto a su compañero de fórmula, el ex gobernador opositor Ernesto Suárez, por la Concertación de la Unidad Democrática, una alianza entre los dos partidos más importantes de la oposición.
El binomio fue proclamado en la ciudad oriental de Santa Cruz, reducto opositor.
En las dos elecciones anteriores, Doria no superó el 8% de los votos. En 2009, obtuvo el tercer lugar, pero su partido, Unidad Nacional, pasó a ser la fuerza opositora más importante tras la fractura de Convergencia Nacional y la salida del país de varios líderes opositores que alegaron persecución política.
Morales -elegido por primera vez en 2006- anticipó su intención de reelegirse por segunda vez acompañado de su actual vicepresidente Alvaro García Linera. Las encuestas dan como favorito al mandatario con un 54% de las preferencias, muy por debajo del 64% que obtuvo en 2009.
El profesor en Ciencias Políticas de la universidad pública de La Paz Marcelo Silva sostiene que Doria es el único líder opositor que tiene capacidad para financiar una campaña electoral y es el que tiene mayor proyección nacional en comparación con líderes regionales opositores.
La oposición fracasó en su intento de realizar primarias para elegir a un candidato de consenso. El ex alcalde de La Paz y ex socio de Morales Juan del Granado, de centroizquierda, anunció que encabezará otra fórmula.
Pero Doria dijo que la alianza que representará es fruto de la unidad. Ofrecemos una democracia en la que ningún boliviano sea perseguido por pensar diferente y una economía que no esté basada en el despilfarro. Acabó el tiempo de la confrontación, señaló.
El empresario articula a líderes regionales para unificar a la fracturada oposición tras la rebelión popular que obligó a dimitir en 2003 al entonces presidente liberal Gonzalo Sánchez de Lozada.
Desde entonces la oposición no logra fortalecerse y los líderes que han surgido todavía no lograron una proyección nacional.
Para el analista Silva, la mayor apuesta opositora no son los comicios de octubre, sino la elección de gobernadores y alcaldes de 2016, en la cual podrían restar espacios al Gobierno con miras a las presidenciales de 2019.
El Movimiento al Socialismo, liderado por el presidente Morales, controla ocho de nueve gobernaciones y una mayoría de alcaldías, pero la gestión en esos órganos ha sido el talón de Aquiles de su gobierno.