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FAO advierte sobre el impacto del cambio climático en “el granero del mundo”

Jueves, 8 de mayo de 2014 - 10:27 UTC
Graziano también reveló que 47 millones padecen hambre pero falta de acceso a los alimentos y empleo precario Graziano también reveló que 47 millones padecen hambre pero falta de acceso a los alimentos y empleo precario

El director general de la FAO, el brasileño José Graziano, advirtió en Santiago del impacto que el cambio climático ocasionará en América del Sur, una región que, según dijo, “se ha convertido en el granero del mundo”. También reveló que en continente hay 47 millones con hambre pero por falta de acceso a los alimentos.

 “Afortunadamente América Latina encabeza la erradicación del hambre en el mundo”, subrayó el responsable de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), quien explicó que dentro de la región hay 16 países que ya han cumplido con este objetivo.

Pero hay zonas, como el Caribe, que están más atrasadas, en tanto que América Central y México se encuentran en una situación intermedia, detalló.

La meta prioritaria de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, establecidos el año 2000 por Naciones Unidas, es garantizar la alimentación de la población mundial, enfatizó.

Horas antes de la apertura de la 33ª Conferencia Regional de la FAO en América Latina y el Caribe, José Graziano mantuvo este miércoles un encuentro con algunos medios de prensa para hablar de los retos que tiene ante sí el organismo que él dirige desde junio de 2011.

José Graziano, quien durante la presidencia de Lula da Silva fue el ministro que impulsó el programa Hambre Cero, explicó que la razón por la cual en la región todavía hay 47 millones de personas no es porque falten alimentos, como en África, sino porque parte de la población no tiene acceso a ellos.

“En América Latina hay una disponibilidad de alimentos como no existe en ninguna otra parte del mundo”. Aquí el problema es la distribución de la riqueza y el empleo precario, “porque los salarios son muy bajos debido al excedente de mano de obra”, explicó.

Es por ello que la FAO está enfocando sus esfuerzos en transmitir la idea de que la alimentación es un derecho básico y que los Estados deben garantizar el acceso a los alimentos de los más desfavorecidos.

Y también en identificar a las personas que aún padecen hambre, porque éste es un problema que en ocasiones está solapado.

El perfil de quienes padecen desnutrición en América Latina corresponde mayoritariamente a mujeres indígenas, madres de muchos niños, que viven en zonas rurales si acceso a servicios básicos, en áreas andinas y de Centroamérica y el Caribe, señaló el director general de la FAO.

Pero también en las áreas urbanas hay bolsas de desnutrición, que afectan sobre todo a los desempleados y sus familias, que suelen ser desplazados del campo que no han encontrado oportunidades en la ciudad.

Especialmente grave es Haití, donde el 70% de la población está en situación de pobreza extrema y el 49,8% padece desnutrición.

En general, la zona del Caribe representa un verdadero problema para la FAO a causa de fenómenos como la “devastadora difusión de enfermedades transfronterizas”, la pérdida de importancia de la agricultura como factor de desarrollo y los huracanes.

De hecho, los cálculos de este organismo son que en los últimos veinte años, los fenómeno asociados al cambio climático han supuesto una pérdida del 2 por ciento del Producto Interno Bruto de esos países.

“El cambio climático no es un problema del futuro, sino del presente. Los impactos están siendo mayores de lo que se pensaba y todavía no sabemos cómo va a afectar a la producción de alimentos”, advirtió el responsable mundial de la FAO.

Respecto al uso de transgénicos, José Graziano puntualizó que no hay que desestimar los avances para la población que suponen en algunos casos las aplicaciones de los organismos genéticamente modificados”.

“Los transgénicos no son sólo las semillas de Monsanto”, dijo José Graziano en alusión al monopolio de estos productos por parte de la citada compañía multinacional, y puso como ejemplo la lucha contra el dengue en Brasil empleando mosquitos genéticamente modificados.

Además, “los países no pueden correr el riesgo de no tener pan (…), en estos momentos estamos alimentando al mundo sin transgénicos”, pero se desconoce cuáles serán las necesidades futuras, con el impacto del cambio climático en la agricultura, agregó.