Partido Socialista Brasileño (PSB) anunció que disputará las elecciones presidenciales de octubre próximo con una fórmula integrada por el ex-gobernador de Pernambuco Eduardo Campos como aspirante a jefe de Estado y la ex-ministra de Medio Ambiente Marina Silva como candidata a la Vicepresidencia.
La fórmula fue anunciada en un acto en un hotel de Brasilia al que asistieron los candidatos con sus familiares y cientos de líderes y militantes del PSB, además de formaciones políticas que apoyarán la aspiración, como el Partido Popular Socialista (PPS) y el Partido Democrático Laborista (PDT).
“Los líderes y militantes del partido delegaron a los líderes del PSB, Eduardo Campos, y de la Red Sustentabilidad, Marina Silva, la tarea de representarlos en el proceso electoral como precandidatos a la Presidencia”, anunció el secretario nacional del PSB, Carlos Siqueira, en el discurso de apertura del acto.
El anuncio puso fin a meses de especulación sobre el orden que Eduardo Campos y Marina Silva ocuparían en la fórmula, ya que la segunda está mejor ubicada en las encuestas sobre intención de voto para la Presidencia y es considerada como la única rival que amenaza el favoritismo de la actual mandataria, Dilma Rousseff.
La fórmula tan sólo podrá ser postulada formalmente en junio, tras la Convención Nacional del PSB, por lo que ambos tendrán la condición de precandidatos hasta entonces.
Pese a estar peor ubicado en los sondeos y a ser menos conocido en Brasil, los socialistas optaron por darle el puesto titular a Eduardo Campos, presidente del PSB, por considerar que tiene más condiciones de crecer y de atraer aliados.
La ex-senadora Marina Silva, ministra de Medio Ambiente en el primer mandato del presidente Lula da Silva, fue la tercera candidata más votada en las elecciones presidenciales de 2010 con casi veinte millones de votos y pretendía aspirar a la jefatura del Estado nuevamente este año.
Pero el partido creado por la ex-ministra, la Red Sustentabilidad, no alcanzó a ser homologado por la Justicia electoral a tiempo para las elecciones de octubre, por lo que Marina Silva y todos sus seguidores se afiliaron al PSB, partido con el que acordaron una alianza programática.
El PSB espera que, con Marina Silva como candidata a vicepresidente, Eduardo Campos herede los votos de la ex-ministra.
“La transferencia de votos nunca es total, pero creemos que será sustancial. Lanzamos hoy una fórmula con gran potencial”, afirmó el diputado Alfredo Sirkis, uno de los correligionarios de Silva y quien se afilió al PSB.
Pese al anuncio del orden de los candidatos en la fórmula, el PSB aún puede invertir la posición de ambos hasta mediados de septiembre, lo que los analistas no descartan en caso de que Eduardo Campos no mejore en los sondeos.
Según la última encuesta de la firma Datafolha, si las elecciones fuesen hoy, Rousseff garantizaría su reelección sin necesidad de una segunda vuelta ya que obtendría el 38 % de los votos válidos, por delante del senador Aecio Neves, el más probable candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con el 16 %, y de Eduardo Campos (10 %).
En caso de que la candidata de los socialistas a la Presidencia sea Marina Silva, Rousseff obtendría el 39 %, la ex-ministra el 27 % y Aecio Neves el 16 %. En este caso, Rousseff, que aún no ha anunciado oficialmente si aspirará a la reelección, tendría que medirse en una segunda vuelta con la ex-ministra de Medio Ambiente.
“Acordamos un matrimonio que hasta ahora ha funcionado muy bien, y ahora, con la confirmación de mi candidatura a vicepresidente, pasamos de la alianza programática que teníamos a una alianza electoral”, afirmó la ex-ministra en el discurso que pronunció en el evento.
Campos aprovechó su pronunciamiento para presentarse como una alternativa a los dos partidos que han gobernado Brasil en los últimos veinte años, el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y del ex-presidente Lula da Silva y el PSDB de Aecio Neves y del ex-presidente Fernando Henrique Cardoso.
El ex-gobernador de Pernambuco aseguró que la polarización entre esos dos partidos ha perjudicado al país y criticó la política económica de Rousseff, de quien fue un importante aliado hasta el año pasado.
“Brasil paró de crecer (económicamente) y necesita de un líder que genere confianza para permitir la recuperación de la economía”, afirmó el precandidato presidencial.