Las negociaciones para que Uruguay dé refugio a cinco presos como parte del proceso encarado por Washington para cerrar la controvertida prisión de Guantánamo fueron admitidas este viernes de manera oficial por la Casa Blanca, en tanto el presidente José Mujica sostuvo que aún no están cerradas las conversaciones, a las que pretende incorporar la liberación de los tres cubanos condenados por espionaje y considerados héroes en Cuba.
No lo hacemos por plata o por conveniencia material, pero no tenemos empacho en decir que le pedimos por favor al gobierno norteamericano que haga lo posible para que esos dos o tres presos cubanos, que hace muchos años están allí, se busque la manera de liberarlos porque también es una vergüenza, señaló Mujica en referencia a los agentes conocidos como Los Cinco, de los cuales dos ya están en libertad.
Sin embargo, el mandatario aclaró que las negociaciones están lejos de concretarse, aunque adelantó que los presos de Guantánamo serán hombres en Uruguay y que la condición de Washington de que no puedan salir por dos años del país no sería otra cosa que un gesto voluntario de ellos para lograr salir de esa vergüenza y nunca una imposición de su gobierno.
En cambio, la vocera del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Caitlin Hayden, denegó dar detalles sobre lo que consideró sensibles conversaciones diplomáticas debido a su carácter cambiante.
La funcionaria confirmó que, como se hizo con otros países, Estados Unidos ha contactado al gobierno de Uruguay para hablar del cierre del centro de detención de Guantánamo.
Mujica explicó que el pedido de Estados Unidos para que Uruguay albergue presos de la cárcel instalada en una base naval en suelo cubano llegó hace meses.
El mandatario resaltó que muchos de los presos alojados allí provienen de cazas de personas que se realizaron en busca de militantes de Al Qaeda en los países árabes y que fueron conducidos frente a autoridades estadounidenses y sin sentencia terminaron en Guantánamo.
La oposición uruguaya en pleno salió a rechazar la decisión presidencial, como el líder y precandidato presidencial del Partido Nacional, Jorge Larrañaga, quien afirmó que aceptar presos de Guantánamo es aceptar el régimen de Guantánamo, sin tratado internacional ni habilitación del Parlamento.
El senador y también precandidato de esa fuerza, Sergio Abreu, experto en derecho internacional, anunció que pedirá la interpelación del canciller Luis Almagro, porque no hay ningún instrumento de derecho internacional que habilite la decisión tomada.
Según el senador, una vez más la administración de Mujica pone el interés político por sobre lo jurídico y se equivoca porque para Uruguay el derecho internacional debe ser su principal escudo.
Bastante líos tenemos aquí para importar los líos de otros; las prioridades son otras, creo, no Guantánamo, afirmó Pedro Bordaberry, aspirante a la presidencia por el Partido Colorado.
Mirtha Guianze, directora de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), manifestó que si bien no tuvo ninguna información previa de la decisión de Mujica, sin duda velará y vigilará para que se cumplan los derechos humanos de esas personas cuando lleguen al país.
En cambio, el catedrático de derecho penal Miguel Langón destacó que no hay ningún amparo jurídico que permita realizar este tipo de trasiego de prisioneros.
Es un acuerdo de gobierno a gobierno que deberá juzgarse de acuerdo a las normas internacionales, destacó en declaraciones que publica la página digital del diario El Observador.
Desde que Obama llegó al poder con la promesa de cerrar el penal en su base del sureste de Cuba, Estados Unidos transfirió a 43 detenidos a 17 países y envió otros 38 a sus naciones de origen.
El Salvador fue el único país latinoamericano que recibió a presos de Guantánamo. En abril de 2012 acogió a dos ciudadanos chinos, miembros de la minoría musulmana uigur.
En la actualidad, hay 154 presos en la cárcel de Guantánamo y la mitad de ellos recibió el visto bueno para ser transferidos después de pasar más de 12 años en la mayoría de casos encarcelados sin juicio.