El ex-ministro de Economía de la Argentina Martín Lousteau afirmó que el gobierno de su país está haciendo el peor de los ajustes posibles, tardío y descoordinado, además de no emitir señales claras en cuanto qué quiere hacer y hacia dónde se dirige, y por tanto se anticipa un año de recesión con inflación.
En la conferencia “Argentina, dos largos años de transición: ¿Riesgo u oportunidad? ¿Cómo debe mover las fichas Paraguay?”, organizado por la revista Empresas y Negocios (EN) de ABC Color y Wobi, Lousteau explicó por qué a la Argentina le cuesta crecer, y pronosticó que este será un año de recesión con inflación.
“Argentina está en un escenario estancamiento e inflación (staginflation) del cual es muy difícil salir en los próximos dos años. Si hiciera las cosas bien, incluso con el costo político de haber tardado demasiado, podría tener un crecimiento más bajo este año y reordenar el escenario para el próximo. Si no lo hace bien, vamos a tener una dinámica parecida a los últimos meses: de recesión con inflación alta para este año, sin rebote el año que viene”, detalló el economista y actual diputado.
Advirtió que los argentinos y el resto de las economías en las que tiene impacto su país tienen que ver si finalmente se estabiliza la dinámica inflacionaria en la vecina nación para empezar a corregir el resto de los problemas que los afecta.
A su parecer, el gobierno de Cristina Fernández enfrenta tres desafíos: lo primero es convencer a los argentinos que la devaluación, o el salto devaluatorio, fue el último. Lo segundo es que puede contener el impacto en los precios del salto devaluatorio. Y lo tercero es ver si puede achicar la brecha entre el dólar paralelo y dólar oficial, que hasta donde se ha visto es difícil de conseguir.
“Lo más importante es ver si Argentina presenta un plan creíble contra la inflación, porque es lo que está detrás de casi todos los problemas que está viviendo la economía”, recalcó.
Explicó que la inflación parte del creciente costo del subsidio a los servicios públicos, lo cual multiplica el déficit en las cuentas fiscales. Recordó que en el año 2003 los subsidios eran 1.500 millones de pesos, y que para 2013 ya alcanzaban los 135.000 millones de pesos. “A medida que el peso de los subsidios en el ingreso de las empresas es más importante, es más difícil salir y mayor el impacto tarifario”, dijo. Concluyó que esto representa un costo político importante para el Gobierno, que no lo quiere asumir.
El peso promedio de los subsidios en la estructura de ingresos de las empresas relacionadas a los servicios públicos es de 80%, indicó Lousteau. Ante esta situación, su análisis fue que se pueden contener los impactos con parches momentáneos, pero si no se corrige el problema de fondo, la dinámica vuelve a la carga, tarde o temprano.
Empero mirando al futuro Lousteau recordó que Argentina con la formación petrolífera Vaca Muerta, cuenta con el tercer reservorio de gas y petróleo de esquistos del mundo y que de acuerdo con estudios preliminares tiene en barriles de petróleo el equivalente al 70% de las reservas de Arabia Saudita, que es 10 veces el tamaño del producto interno bruto argentino y ya se empezó a explotar.
“Argentina por tanto tiene la capacidad de poner (al país) en el sendero de Venezuela o Nigeria, si hacemos las cosas mal, o en el sendero de Noruega si lo empezamos a hacer bien”, resaltó.
Por su parte el ex-ministro paraguayo de Hacienda Manuel Ferreira recordó que Paraguay con crecimiento sostenido e inflación contenida, es considerado un centro atractivo para inversiones, y hay que prepararse ante una eventual migración argentina en diferentes ámbitos, lo que ya se siente con el arribo de capitales en negocios inmobiliarios.
“Hay que ver cuáles serán las estrategias a aplicar, especialmente desde el sector privado, de las acciones que deberíamos tomar para contener o resistir ciertas influencias negativas que tiene la política argentina sobre Paraguay”.