La OCDE revisó a la baja las previsiones de crecimiento de Brasil tanto para este año como para 2014, que debería ser del 2,5 % y del 2,2 %, por debajo de las que había calculado en mayo pasado. En su informe semestral de Perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico señaló que el PBI subirá un 2,5 % en 2015 en Brasil, al tiempo que resaltó los problemas de productividad del país.
El informe destacó que hay que llevar a cabo una serie de reformas estructurales para mejorar la productividad, y eso significa hacer frente a los altos costos laborales y el bajo nivel de cualificación de los trabajadores, los excesivos trámites burocráticos, el mercado del crédito y las barreras al comercio internacional.
La organización constató que la economía se recupera de la ralentización, pero advirtió de que persisten las presiones inflacionistas, un reflejo de las tensiones en el mercado de trabajo y los estímulos generados con exenciones fiscales y con la rápida expansión del crédito de los bancos públicos.
La consecuencia de todo eso es que la inflación subyacente (la que excluye la energía y los alimentos, elementos más fluctuantes) se mantiene estable cerca del 6 %.
La OCDE considera que la política de tipos de interés del banco central de Brasil se ha puesto en la buena dirección desde abril, pero a su juicio haría falta un ajuste más pronunciado para reducir la inflación al nivel de su objetivo.
Los autores del informe auguran que la tasa de inflación, que será de media del 5,9 % este año, bajará en los dos ejercicios siguientes pero moderadamente: al 5 % en 2014 y al 5,1 % en 2015.
En cuanto a la política fiscal, que a través de estímulos ha impulsado la actividad, aconsejan su reducción conforme la economía se recupera y también más claridad sobre la regla del excedente por cuenta corriente.
El conocido como el “Club de los países desarrollados” estimó conveniente una “ambiciosa agenda” de políticas para la inversión en infraestructuras y de reforma fiscal para hacer frente a los “cuellos de botella” en la oferta. Esos “cuellos de botella” están entre las razones de que las perspectivas de crecimiento económico hayan sido rebajadas.
La OCDE calcula que el consumo privado se mantendrá como el motor de la economía, gracias a una tasa de paro que se mantiene baja y al dinamismo de los salarios.
Las exportaciones también deberían contribuir a esa expansión, gracias al efecto de la depreciación del Real -que ha mejorado la competitividad de la producción brasileña- y al incremento de la demanda global.
En total, la organización calcula que después de haberse estancado este año las ventas al exterior, con 283.300 millones de dólares, su volumen progresará hasta los 306.000 millones en 2014 y a 327.000 millones en 2015.