Por Nicolás Medina – Hablar de las repercusiones de la pandemia del virus COVID-19 ya resultaría demasiado reiterativo a esta altura, aparte de bastante deprimente si queremos hablar de entretenimiento. Y si hablamos de entretenimiento podemos decir que la industria cinematográfica fue de las más afectadas por las consecuencias del virus a nivel mundial.
LONDRES – En una de esas madrugadas de sofocante insomnio, me encontraba navegando por las interconexiones informativas de Google cuando de repente caí con el concepto de “agorafobia”. Tanteé los lentes sobre la mesita de noche y le subí el brillo a la pantalla del teléfono. “…[agorafobia] se caracteriza por la evitación de situaciones en las que puede generarse una reacción de ansiedad y resultaría difícil escaparse de ellas sin que los demás se diesen cuenta”, reseña la página de la Asociación Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) en el apartado de trastornos. Prendí la luz del cuarto.
Las elecciones no se decretan u ordenan, se convocan. Y es que el régimen venezolano, con este nuevo disparate, no hace sino más que desvelar el asesinato, no sólo de personas que piensan distinto de maneras tan atroces como ejecutándolos extrajudicialmente –con un ejército completo– para callar y escarmentar, sino también el asesinato de los principios democráticos y republicanos fundamentales mientras pisotean la constitución del país.