Pablo Cánepa era un uruguayo normal y saludable de 35 años. Apuesto y extrovertido, era un talentoso diseñador gráfico que disfrutaba organizar asados con su novia y era fanático de Nacional, un equipo de fútbol local. Un día de marzo de 2022, mientras se duchaba, sintió de repente un mareo. No le dio mayor importancia.