Un petrolero fue incautado el sábado y otro estaba siendo perseguido el domingo por fuerzas estadounidenses El Canopus Voyager, un buque tanque operado por el gigante energético estadounidense Chevron, zarpó de aguas venezolanas este domingo con 500.000 barriles de crudo con destino a Texas. El envío continúa a pesar de la agresiva campaña del gobierno de Donald Trump para interceptar las exportaciones petroleras venezolanas en aguas internacionales.
La salida fue confirmada por la vicepresidenta y ministra de Hidrocarburos de Venezuela, Delcy Rodríguez. En un comunicado publicado a través de Telegram, Rodríguez enfatizó que la operación se realizó en estricto apego a las normas internacionales y cumple con los compromisos comerciales vigentes.
El envío se enmarca en un complejo marco legal que permite a Chevron mantener operaciones limitadas en Venezuela. Rodríguez calificó la salida como una victoria para la soberanía venezolana, afirmando: Nada ni nadie detendrá a nuestro país en su camino hacia el progreso.
La travesía del Canopus Voyager se produce en un contexto de grave tensión marítima. El sábado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela emitió una denuncia formal sobre lo que denominó el secuestro de una embarcación privada y la desaparición forzada de su tripulación por parte de militares estadounidenses, en violación del derecho internacional, específicamente el Convenio para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Navegación Marítima de 1988 y la Convención de Ginebra sobre Alta Mar.
Caracas ha denunciado actos de piratería al afirmar que las fuerzas estadounidenses están confiscando ilegalmente carga y personal en aguas internacionales para asfixiar la economía venezolana. El régimen bolivariano sostuvo asimismo que las acciones estadounidenses se extendieron más allá de las embarcaciones estatales e incluyen petroleros privados de terceros.
La administración Trump ha intensificado recientemente su campaña de máxima presión, utilizando el Comando Sur (Southcom) para realizar ataques e intercepciones en el Mar Caribe. Washington sostiene que estas acciones tienen como objetivo desmantelar la financiación del narcoterrorismo, mientras que Caracas sostiene que son un pretexto para un bloqueo colonialista.
A pesar de estas amenazas, la petrolera estatal venezolana, PDVSA, afirmó recientemente haber superado sus objetivos de producción, alcanzando 1.200.000 barriles diarios. La continuidad de las operaciones de Chevron constituye un vínculo excepcional y funcional entre las economías de ambos países en medio de la creciente confrontación militar.
Informes de Reuters y otros medios este domingo mencionaron que la Guardia Costera de Estados Unidos perseguía activamente a un tercer petrolero en aguas internacionales cerca de Venezuela. Los cables no indicaron si se trataba del Canopus Voyager. Sin embargo, funcionarios estadounidenses confirmaron que la Guardia Costera estaba rastreando un buque identificado como parte de la flota oscura de Venezuela, una red de buques utilizada para eludir las sanciones internacionales. Según informes, el buque enarbolaba bandera falsa para eludir una orden judicial de incautación estadounidense.
Esta es la segunda operación de este tipo este fin de semana y la tercera en menos de una semana. Las incautaciones anteriores incluyen un petrolero llamado The Skipper y otro identificado por algunos medios como el Bella 1 (vinculado a Irán y Hezbolá).