Bolsonaro admitió haber manipulado su tobillera electrónica de rastreo El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, quien se encontraba bajo arresto domiciliario cumpliendo una condena de 27 años de prisión por planear el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023, fue trasladado este sábado a un centro de detención tras manipular el dispositivo de rastreo de su tobillo. Según medios locales, planeaba solicitar asilo en una misión diplomática argentina o estadounidense.
Bolsonaro fue puesto en prisión preventiva en la sede de la Superintendencia de la Policía Federal (PF) tras una decisión del juez Alexandre De Moraes, del Supremo Tribunal Federal (STF), con carácter preventivo. La Primera Sala del STF tiene previsto decidir este lunes si mantiene la prisión preventiva. El equipo legal del capitán retirado del Ejército tiene hasta las 23.59 del lunes para presentar un recurso final contra su condena por el golpe ante el STF.
La prisión preventiva del sábado fue solicitada por la Policía Federal, alegando varios factores, entre ellos una convocatoria pública a vigilias por parte del hijo del expresidente, el senador Flávio Bolsonaro (PL-RJ), y concedida por De Moraes. La PF argumentó que el llamado del senador —que utilizó textos bíblicos para instar a una movilización permanente por la libertad de su padre— provocaría concentraciones masivas frente a la residencia, lo que representaría un riesgo para la seguridad tanto del exmandatario como de la población.
La decisión de De Moraes citó la garantía del orden público con riesgo de aglomeración y para el propio preso. Argumentó que la estrategia de la vigilia era una repetición del modus operandi del intento de golpe de Estado, recordando manifestaciones anteriores frente a cuarteles militares.
Si bien la movilización de manifestantes se disfraza de una 'vigilia' por la salud del acusado Jair Messias Bolsonaro, la conducta indica la repetición del modus operandi de la organización criminal liderada por el acusado, con la intención de utilizar manifestaciones populares delictivas para obtener ventajas personales, sostuvo De Moraes en su fundamentación. Concluyó que la concentración planificada representaba un riesgo al complicar potencialmente cualquier futura orden de arresto y crear una oportunidad para que el expresidente huyera.
Bolsonaro admitió haber intentado manipular su tobillera electrónica de monitoreo con un hierro caliente la tarde del viernes por curiosidad. Agentes de seguridad de la Secretaría de Administración Penitenciaria del Distrito Federal registraron imágenes del equipo que mostraban claros signos de daño. Se informó que la cubierta del dispositivo estaba destruida y que el revestimiento de plástico parecía derretido alrededor de la circunferencia donde se sella la caja. El STF fue informado sobre el estado del dispositivo, que fue reemplazado de inmediato.
Además, De Moraes exigió una explicación urgente a los abogados de Bolsonaro sobre el artefacto. Tras la respuesta de la defensa, el caso se remitirá al Fiscal General Paulo Gonet para su dictamen.
Bolsonaro permanece en una celda de 12 metros cuadrados, con baño privado, televisión, aire acondicionado, una cama, una silla, un armario, un escritorio y un minibar. Está programada una audiencia de custodia el domingo. El alojamiento es similar a la habitación donde estuvo detenido el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en la sede de la Policía Federal en Curitiba. Bolsonaro, de 70 años, sufre secuelas permanentes de un apuñalamiento ocurrido en 2018, incluyendo problemas de salud crónicos que sus abogados consideran potencialmente mortales. Habían solicitado que cumpliera su condena en su hogar por razones humanitarias, citando el precedente del expresidente Fernando Collor de Mello. Dadas las circunstancias, De Moraes ha ordenado que un médico lo acompañe en todo momento.