Genevard advirtió que, a menos que estas garantías estén por escrito, validadas y aceptadas por los socios del Mercosur, Francia mantendrá su oposición Francia ha vuelto a mostrarse crítica ante el propuesto Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur). La ministra de Agricultura, Annie Genevard, afirmó categóricamente que su país no firmará un acuerdo que perjudique a sus agricultores.
Las declaraciones de la ministra, concedidas este domingo al semanario Journal du Dimanche (JDD), evidencian un claro distanciamiento de los recientes comentarios bastante positivos del presidente Emmanuel Macron durante su gira diplomática por América Latina.
Genevard reiteró las líneas rojas del gobierno francés, haciendo hincapié en que el acuerdo no puede avanzar sin tres garantías clave para el sector agrícola:
Primero, debe activarse un mecanismo de frenado de emergencia si se avecina una grave amenaza de caída de precios para el sector debido a un aumento repentino de las importaciones.
Segundo, deben establecerse normas para impedir la entrada de productos que no cumplan con los estándares europeos de salud y medio ambiente. En tercer lugar, sería necesario reforzar los controles sanitarios con inspecciones más estrictas de los productos importados.
El tema más delicado para París es el posible impacto de las importaciones de carne de vacuno, azúcar, arroz y soja procedentes de los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) en los precios internos y la competitividad de los productores europeos.
Genevard advirtió que, a menos que estas garantías consten por escrito, sean validadas y aceptadas por los socios del Mercosur, Francia mantendrá su postura de oposición.
La firme posición del ministro se produce tras la tensión interna generada por la reciente gira del presidente Macron. Durante su estancia en Brasil, Macron expresó un optimismo cauto sobre el acuerdo, pero prometió mantenerse vigilante. Sus comentarios suscitaron críticas por parte de los sindicatos agrícolas franceses, la oposición e incluso sectores de su propio partido, que acusaron al presidente de ceder ante la presión de Bruselas. Posteriormente, el presidente intentó calmar los ánimos, aclarando que Francia aún espera respuestas claras antes de dar su aprobación final. En marcado contraste con la cautela francesa, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha sido el defensor más acérrimo del pacto en Sudamérica. Durante su intervención en la Cumbre CELAC-UE en Santa Marta, Colombia, Lula argumentó que la firma del acuerdo sería una señal contra el unilateralismo y una oportunidad para revertir el papel de América Latina como mero proveedor de materias primas y mano de obra barata.
Lula expresó su confianza en que la firma podría tener lugar el 20 de diciembre durante la cumbre del Mercosur en Río de Janeiro, a pesar de reconocer la persistente resistencia dentro de la Unión Europea. Subrayó que el tratado integraría dos de las mayores zonas de libre comercio del mundo, abarcando un mercado de 718 millones de personas.
El acuerdo UE-Mercosur, negociado durante más de dos décadas, fue validado políticamente por la Comisión Europea en septiembre de 2025, pero aún requiere la ratificación de los 27 Estados miembros. Varios países, entre ellos Polonia, Austria, Irlanda, Hungría y los Países Bajos, comparten las reservas ambientales y sociales de Francia. El estancamiento diplomático pone de manifiesto la fragilidad del acuerdo. Con la actual administración brasileña presionando para una conclusión rápida y Francia afianzando su posición como principal obstáculo, el pacto comercial, largamente negociado, permanece en una situación de incertidumbre.