Las ramificaciones del Comando Vermelho en toda Sudamérica aún son incalculables Comunidades indígenas del remoto distrito de Yurúa, en Perú, fronterizo con Brasil, expresaron su profunda preocupación por la creciente presencia de miembros del grupo criminal brasileño Comando Vermelho (Comando Rojo) en su territorio.
Organizaciones como la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) y grupos locales acusan al grupo armado brasileño de aprovechar el vacío de poder del Estado para realizar actividades ilícitas, como el narcotráfico, la tala ilegal y otras operaciones que amenazan la seguridad y la integridad cultural de los pueblos amazónicos.
Los habitantes de las cuencas de los ríos Yurúa y Breu han reportado numerosas señales de actividad del crimen organizado, incluyendo el aterrizaje de avionetas en pistas improvisadas durante la madrugada, el establecimiento de campamentos desconocidos dentro de reservas indígenas y el tránsito de embarcaciones con carga sin control gubernamental. Estos informes refuerzan la percepción de que el Comando Vermelho y sus redes criminales aliadas operan con relativa impunidad en la región, extendiendo su influencia a las regiones de Pasco y Huánuco, particularmente al centro del narcotráfico de Puerto Inca.
El exministro del Interior, Rubén Vargas, advirtió que el grupo criminal se centra principalmente en dos negocios en Perú: la cocaína y la minería ilegal, realizando operaciones principalmente a lo largo de la ruta del río Amazonas. En respuesta a la creciente amenaza, las organizaciones indígenas exigen una acción inmediata y coordinada por parte del gobierno peruano.
Sus principales demandas incluyen mantener una presencia de seguridad permanente en la zona, coordinar esfuerzos entre los ministerios del Interior y de Defensa, proteger a los líderes indígenas vulnerables, promover el desarrollo alternativo para las comunidades locales y otorgar reconocimiento legal a una Guardia Indígena Transfronteriza para vigilar la frontera.
Estas advertencias surgen mientras las autoridades brasileñas sospechan que altos mandos del Comando Vermelho podrían buscar refugio en países vecinos tras una reciente operación a gran escala en Río de Janeiro. El alcance regional de las operaciones del Comando Vermelho quedó patente con un sorprendente hallazgo durante una de las operaciones antidrogas más letales de Brasil: la incautación de un fusil G3 registrado a nombre de las Fuerzas Armadas del Perú durante la megaoperación del 28 de octubre en los complejos de favelas de Penha y Alemão, en Río de Janeiro.
El coordinador de la División de Control de Armas y Explosivos (CEFAI), Vinícius Domingos, confirmó que el enorme arsenal incautado incluía armas de uso militar procedentes de varios países sudamericanos, entre ellos Venezuela, Brasil, Argentina y Perú.
Domingos explicó que la mayoría de estas armas de uso militar ingresan a Brasil a través de rutas terrestres clandestinas que cruzan la Amazonía, principalmente desde Paraguay. La operación resultó en la incautación de armas por un valor superior a los 2 millones de dólares estadounidenses.
El arma en cuestión, un fusil Heckler & Koch G3 de fabricación alemana, forma parte del arsenal histórico de las Fuerzas Armadas del Perú desde la década de 1960. Su descubrimiento en Brasil refuerza la preocupación generalizada por el tráfico ilegal de armas militares en Sudamérica y subraya la necesidad de una mayor cooperación internacional y un mejor control fronterizo.