La violencia hacia el este agrava la inseguridad alimentaria del país Un informe de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH) reveló que bandas armadas en Haití perpetraron 24 masacres y ataques en el departamento de Artibonite entre enero y septiembre de este año, dejando al menos 84 muertos en el histórico corazón agrícola del país.
La violencia descontrolada que anteriormente devastó el departamento Oeste se ha extendido a Artibonite y el Centro. A nivel nacional, la ONU reportó 4239 muertes en Haití en los primeros ocho meses del año.
Entre las víctimas se encuentran cuatro agentes de la Policía Nacional de Haití y dos de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad. Las bandas también vandalizaron o incendiaron seis instituciones estatales, incluyendo comisarías y juzgados.
La RNDDH señaló que la Policía de Artibonite estaba desbordada por una falta crónica de recursos y advirtió que la violencia empeoraría y continuaría propagándose si las autoridades no actuaban con urgencia. La organización exigió medidas inmediatas para proteger a la población, restablecer la seguridad de las personas desplazadas y proporcionar a las fuerzas del orden la inteligencia y los recursos necesarios.
Además, la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) informó que 5,7 millones de haitianos (más de la mitad de la población) enfrentan actualmente altos niveles de inseguridad alimentaria, y 1,9 millones enfrentan escasez aguda y alta desnutrición.
La CIF predijo que la inseguridad alimentaria empeorará para mediados de 2026, con un estimado de 5,91 millones de personas en riesgo de hambre crítica y casi 2 millones en situaciones de emergencia.
La crisis se deriva de seis años consecutivos de recesión económica y aumento de la violencia de pandillas, que han desplazado a familias, afectado los medios de vida y reducido la producción agrícola.
Una directora de Acción contra el Hambre —Martine Villeneuve— señaló que la ausencia de la fase de hambruna más extrema es alentadora, pero enfatizó que cualquier avance es frágil y requiere una inversión más sólida y a largo plazo para abordar las causas fundamentales, ya que más de la mitad de la población sigue dependiendo de la ayuda. La respuesta actual es, por naturaleza, a corto plazo y no puede sostenerse sin una mayor inversión a largo plazo para abordar las causas profundas de la inseguridad alimentaria, afirmó Villeneuve.