El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, criticó el reciente arancel del 50% impuesto por Estados Unidos a los productos brasileños. En un artículo del New York Times dirigido al presidente estadounidense, Donald Trump, Lula argumentó que los aranceles tenían motivaciones políticas, más que económicas, dado el importante superávit comercial de Washington con su país.
Asimismo, Lula señaló que la mayoría de las exportaciones estadounidenses a Brasil ya estaban libres de aranceles y rechazó las acusaciones de Trump de que el país sudamericano perseguía y censuraba a las empresas tecnológicas estadounidenses, afirmando que la ley brasileña se aplicaba por igual a todas las plataformas para combatir los delitos digitales y la desinformación.
En opinión de Lula, los aranceles formaban parte de una estrategia estadounidense para garantizar la impunidad del expresidente brasileño Jair Bolsonaro e interferir en los procesos judiciales en su contra tras el fallido intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023. Incluso citó al subsecretario de Estado adjunto, Christopher Landau, quien, según informes, admitió que la invocación de la Ley Magnitsky era una estrategia para favorecer a Bolsonaro.
Lula reafirmó su apoyo a la condena de Bolsonaro por parte del Supremo Tribunal Federal (STF), calificándola de decisión histórica que salvaguarda la democracia y el Estado de derecho del país, al tiempo que refutó la afirmación de Trump de que el juicio era una caza de brujas, explicando que el fallo fue resultado de un proceso constitucional basado en meses de investigación.
Concluyó expresando la apertura de Brasil al diálogo y la cooperación en temas mutuamente beneficiosos, con una condición firme: La democracia y la soberanía brasileñas no son negociables.