Un estudio del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), con sede en Málaga, documentó un proceso de tropicalización en el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán, donde el aumento de la temperatura del agua, las conexiones atlánticas, la invasión de especies exóticas y la elevada actividad humana (por ejemplo, el tráfico marítimo y el turismo) están provocando cambios en la composición de las especies de peces.
El equipo registró 25 nuevas especies de peces en el Mediterráneo español, 23 de ellas no documentadas anteriormente, con un aumento significativo de más de 6°C en la temperatura preferida de las nuevas especies, lo que indica un desplazamiento hacia especies tropicales.
Esta tendencia es más pronunciada en el Mar de Alborán y el Estrecho que en la región levantino-balear. El desplazamiento de especies autóctonas por otras tropicales, incluidas especies como el pez león y el tiburón ballena, podría perturbar las interacciones tróficas y la estabilidad de los ecosistemas marinos.
El estudio destaca el papel del cambio climático, las actividades humanas (por ejemplo, aguas de lastre, escapes de la acuicultura) y la identificación de especies crípticas en este proceso, con un 36,4% de nuevos registros de especies vinculados a la tropicalización.
Se recomienda un seguimiento continuo y la integración de los factores ambientales y antropogénicos para gestionar la biodiversidad marina y orientar las políticas de conservación.
Los resultados muestran que el Mar de Alborán y el Estrecho de Gibraltar se están volviendo especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático, explicó José Carlos Báez, coautor del estudio. Este patrón no se observa con la misma intensidad en la demarcación levantino-balear, lo que sugiere una distribución geográfica desigual del fenómeno, añadió.
”El desplazamiento de especies autóctonas por especies tropicales podría alterar las interacciones tróficas (interacciones de alimentación entre los seres vivos de un ecosistema) y comprometer la estabilidad de los ecosistemas marinos, señaló también Davinia Torreblanca. Es esencial seguir vigilando estos cambios para anticipar sus consecuencias ecológicas y gestionar adecuadamente la biodiversidad marina”, resaltó asimismo.