Una resolución del Consejo Federal de Medicina (CFM) de Brasil, que revisa las directrices éticas y técnicas para el tratamiento de personas con disforia de género, se publicó en la edición de este miércoles del Diário Oficial da União (Boletín Oficial). La medida introduce cambios clave, como la prohibición de las terapias hormonales para menores de 18 años, así como de las cirugías de reasignación de género.
El CFM enfatizó la importancia de los cambios basados en la evidencia y destacó los posibles riesgos de los tratamientos, incluyendo problemas cardiovasculares y sobrediagnóstico en menores. Las nuevas regulaciones no afectan a quienes ya están en terapia.
El nuevo texto define la incongruencia de género como una discrepancia marcada y persistente entre el género experimentado por una persona y su sexo asignado, sin que ello implique necesariamente sufrimiento.
La disforia de género, por otro lado, se define en el documento como un malestar o sufrimiento severo causado por la incongruencia de género.
El texto prohíbe a los médicos recetar bloqueadores hormonales para tratar la incongruencia de género o la disforia de género en niños y adolescentes.
“La prohibición no aplica a situaciones clínicas reconocidas por la literatura médica, como la pubertad precoz u otras enfermedades endocrinas, en las que el uso de bloqueadores hormonales está científicamente indicado”.
Además, la terapia hormonal cruzada (administración de hormonas sexuales para inducir características secundarias acordes con la identidad de género del paciente) ahora solo se permitirá a personas mayores de 18 años.
Según la publicación, los pacientes que opten por la terapia hormonal cruzada deben:
- Iniciar una evaluación médica, con énfasis en el seguimiento psiquiátrico y endocrinológico, durante al menos un año antes de iniciar la terapia hormonal;
- Obtener una evaluación cardiovascular y metabólica con dictamen médico favorable antes de iniciar el tratamiento;
- No padecer una enfermedad psiquiátrica grave, salvo disforia, ni ninguna otra enfermedad que contraindique la terapia hormonal cruzada.
La resolución también restringe el acceso a la cirugía de reasignación de género para las personas transgénero menores de 18 años y, en los casos en que el procedimiento implique un posible efecto esterilizante, menores de 21 años.
“Los procedimientos quirúrgicos de reasignación de género previstos en esta resolución solo podrán realizarse tras un seguimiento previo de al menos un año por parte de un equipo médico”, menciona el documento.
Los servicios que realizan este tipo de procedimiento quirúrgico deben registrar a los pacientes y garantizar que esta información se ponga a disposición de los consejos médicos regionales de la jurisdicción donde se encuentran.
En caso de arrepentimiento o de la llamada destransición, el texto estipula que el médico debe ofrecer acogida y apoyo, evaluando el impacto físico y mental y, de ser necesario, derivando al paciente a los especialistas adecuados.
Según el CFM, las personas transgénero que conservan órganos correspondientes a su sexo biológico deben buscar atención preventiva o terapéutica de un especialista adecuado. “Los hombres transgénero que conservan órganos biológicos femeninos deben ser examinados por un ginecólogo. Las mujeres transgénero con órganos biológicos masculinos deben ser examinadas por un urólogo”, enfatizó la resolución.
Las nuevas normas no aplican a las personas que ya estén usando terapia hormonal o bloqueadores de la pubertad.
El presidente del CFM, José Hiran Gallo, enfatizó que la resolución fue aprobada por unanimidad por el pleno de la entidad. “Los 28 concejales presentes aprobaron esta resolución”, declaró.
El ginecólogo Rafael Câmara, concejal del estado de Río de Janeiro y uno de los ponentes de la resolución, señaló que este es un tema en el que la evidencia y los hechos cambian constantemente. “Es natural que estas resoluciones cambien”, añadió.
Al abordar la prohibición de la terapia hormonal cruzada para menores de 18 años, recordó que la resolución anterior del CFM establecía los 16 años como la edad mínima para administrar hormonas sexuales con este fin.
“No es algo inocuo”, afirmó, citando riesgos como el aumento de enfermedades cardiovasculares y hepáticas, incluyendo el cáncer; la reducción de la fertilidad; la calvicie y el acné, en el caso de la testosterona; y los problemas tromboembólicos y el cáncer de mama, en el caso del estrógeno.
En cuanto a los bloqueadores hormonales, el médico señaló que el uso de este tipo de terapia para suprimir la pubertad en niños y adolescentes es objeto de frecuentes debates y cuestionamientos.
Câmara recordó que, en abril del año pasado, el Reino Unido abolió el uso de bloqueadores sexuales. Según él, Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca, países con sistemas de salud sólidos y tendencias progresistas, también han prohibido la terapia.
“La exposición a las hormonas sexuales es importante para la fortaleza ósea, el crecimiento adecuado y el desarrollo de los órganos sexuales”, afirmó, citando entre las consecuencias la disminución de la densidad ósea, la alteración de la estatura y la reducción de la fertilidad.
El médico enfatizó que la prohibición del uso de bloqueadores no aplica a situaciones clínicas reconocidas por la literatura médica en las que su uso está científicamente comprobado, incluyendo la pubertad precoz y las enfermedades endocrinas.
Câmara también mencionó el aumento de los informes de arrepentimiento por la transición e incluso destransición sexual desde 2020, lo que ha llevado a varios países a revisar sus protocolos para abordar la incongruencia de género y la disforia.
Otro punto que destacó es el sobrediagnóstico, especialmente entre menores. “Cada vez más niños y adolescentes son diagnosticados con disforia de género y, por lo tanto, se les solicita tratamiento. Muchos, según estudios, en el futuro podrían no ser trans, sino simplemente gays y lesbianas”.
Estudios demuestran que, hace unos años, cuando se diagnosticaban casos de disforia de género, la tendencia era evitar que el niño mantuviera la condición. Hoy en día, se tiende a un sesgo de confirmación. Si un niño de 4 años dice ser trans, muchos servicios terminan manteniéndolo o fomentándolo. (Fuente: Agencia Brasil)