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Brasil define pautas para la COP 30
Las crisis climáticas podrían surgir abruptamente, en cambios irreversibles, advirtió la carta firmada por Correa de Lago y Toni Brasil publicó esta semana una carta firmada por el embajador André Correa do Lago y Ana Toni, presidente y directora ejecutiva de la 30.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), en la que se revela la visión del país sudamericano para la próxima reunión en Belém.
El documento destaca la necesidad urgente de una acción global contra el cambio climático. Brasil busca aprovechar la COP30 como un punto de inflexión impulsando un liderazgo climático ambicioso en el marco del Acuerdo de París. Los enfoques clave incluyen la implementación del Balance Global (GST), el abordaje del Programa de Trabajo para una Transición Justa (PTTC) y el fomento de la integración de agendas transversales como la biodiversidad y el desarrollo sostenible. La presidencia se comprometió con iniciativas como la Hoja de Ruta de 1,3 billones de dólares y un Balance Ético Global para involucrar a diversas partes interesadas en la búsqueda de soluciones climáticas inclusivas. El documento de 11 páginas también advierte sobre impactos climáticos abruptos si se retrasa la acción y hace un llamado a la cooperación global. Toni y Corrêa do Lago también destacaron la importancia de que los países se unan para abordar un desafío y una preocupación compartida por toda la humanidad. “El cambio es inevitable, ya sea por decisión propia o por catástrofe. Si no se controla el calentamiento global, el cambio se nos impondrá, perturbando nuestras sociedades, economías y familias”, advierte la carta.
El documento describe el camino a seguir, instando a los países a optar por la resiliencia y la acción decisiva en lugar de la catástrofe, el cinismo y la negación. “Como nación futbolística, Brasil cree que podemos ganar por la 'virada'. Esto significa contraatacar para revertir el rumbo del partido cuando la derrota parece casi segura”, afirma.
La carta está dirigida a los líderes y partes interesadas que participan en las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Según Corrêa do Lago, el objetivo es que sus ideas se extiendan más allá de los 196 países miembros del tratado y obtengan un apoyo internacional más amplio, reforzando un esfuerzo verdaderamente global. Un ejemplo notable de esfuerzo conjunto global fue la alianza de naciones para poner fin a la Segunda Guerra Mundial, que condujo a la creación de las Naciones Unidas.
Según los negociadores brasileños, si bien el Acuerdo de París es funcional, las negociaciones deben traducirse en acciones concretas y, sobre todo, en resultados efectivos. Esta responsabilidad recae en los responsables políticos y los líderes nacionales, quienes serán finalmente juzgados si no responden con decisión a la creciente crisis climática. “La falta de ambición se juzgará como falta de liderazgo, ya que no habrá liderazgo global en el siglo XXI que no esté definido por el liderazgo climático”, afirma la carta.
Para los negociadores brasileños, la COP30 servirá como punto central, cobrando impulso gracias a las acciones de cada nación para abordar el desafío global. “El foro legítimo para las negociaciones es el Acuerdo de París y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Por eso existe una clara distinción entre lo que se negocia y su implementación, que depende de otros organismos”, explica Corrêa do Lago. Entre los temas clave pendientes en las negociaciones, la carta destaca la implementación del Balance Global (GST), un mecanismo de transparencia establecido en el Acuerdo de París. La primera versión del GST se presentó durante la COP28 en Dubái, Emiratos Árabes Unidos. Según el documento, los países deben avanzar en la presentación de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) e Informes Bienales de Transparencia.
La carta señala que aún deben concluirse las negociaciones sobre el Programa de Trabajo para una Transición Justa (PTT). El programa aborda la mitigación, la adaptación, la financiación, la tecnología y el desarrollo de capacidades desde la perspectiva de los países más vulnerables.
El documento también enfatiza la integración de las agendas transversales sobre cambio climático como tema clave para la COP30, destacando la importancia de una sólida participación pública y la ampliación del papel y las contribuciones de los pueblos indígenas y las comunidades locales.
“Cuanto más omnipresente se vuelva nuestra lucha contra el cambio climático, más necesitamos incorporar sinergias entre el clima, la biodiversidad, la desertificación y nuestros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, afirma la carta. En este sentido, la presidencia de la COP30 se ha comprometido a realizar un Balance Ético Global (BGE) para involucrar a un grupo geográficamente diverso de pensadores, científicos, políticos, líderes religiosos, artistas, filósofos y representantes de comunidades indígenas y tradicionales.
Entre otras iniciativas y debates, la presidencia de la COP30 destacó la continuación de los esfuerzos para desarrollar la Hoja de Ruta de 1,3 billones de dólares estadounidenses de Bakú a Belém. Iniciada en la COP29 en Bakú, Azerbaiyán, esta iniciativa busca mejorar los mecanismos de financiación para garantizar la acción climática, especialmente en los países menos adelantados.
“Las crisis climáticas podrían no llegar lentamente, sino surgir abruptamente, en cambios irreversibles”, advierte la carta. Concluye afirmando que la presidencia de la COP30 servirá como motor de un esfuerzo global para guiar al mundo hacia un futuro liderado por naciones comprometidas con la renovación, la regeneración y la cooperación global.
(Fuente: Agencia Brasil)
