El ministro de Desregulación de Argentina, Federico Sturzenegger, anunció esta semana la eliminación de restricciones a la actividad cultural que databan de la dictadura del general Juan Carlos Onganía (1966-1970). El nuevo decreto presidencial emitido por Javier Milei “liberará a la cultura argentina del sistema de control estatal establecido por el régimen de Onganía hace 50 años”, explicó el ministro.
Hasta ahora, el Estado controlaba los ingresos de todos los artistas, obligándolos a ceder sus derechos a través de un organismo autorizado por el propio Estado, continuó Sturzenegger, al tiempo que señaló que este sistema perverso se profundizó con el kirchnerismo.
El mecanismo permitía a los gobiernos tener ”control de los derechos de los artistas para disciplinarlos (ya sea privilegiándolos en el pago, ya sea extorsionándolos), señaló el jefe de la desregulación. Además, constituía un fondo abultado en el que vale el dicho 'el que parte y reparte se queda con la mejor parte'.
En su opinión, el kirchnerismo le sumó hipocresía al tema, porque mientras condicionaba la creación artística y le quitaba recursos, simulaba que quería ayudarla y promoverla”.
Desde la época de Onganía, las sociedades de gestión colectiva (SGC), a saber, SADAIC, SAGAI, AADI-CAPIF, DAC y ARGENTORES, tenían el monopolio de la representación de los derechos de autor y de la fijación de las tarifas por su uso. Un músico explicó en una publicación online que debió negociar la autorización de SADAIC para hacer arreglos a sus propias composiciones.
Los músicos que daban un concierto debían pagar primero a SADAIC y luego gestionar el cobro de sus regalías. Ya no habrá intermediarios para que obtengan lo que les corresponde, destacó Stuzenegger.
La medida del Gobierno libertario elimina esos monopolios y permite a los autores y creadores celebrar acuerdos privados sin la intervención de dichas sociedades, cobrando ellos mismos sus regalías y pactando la tarifa con el usuario, señaló el ministro. De esta manera, “los autores recuperan la libertad que les da el pleno control de sus derechos, podrán elegir quién los represente o si desean representarse a sí mismos sin la intervención de” nadie, señaló también el funcionario al tiempo que subrayó lo absurdo de organismos como SADAIC.
“Hoy podemos dejar atrás 50 años de opresión cultural”, recalcó.