Dos féminas residentes en las Islas Falkland hicieron historia al convertirse en las primeras dos mujeres en cruzar el Falkland Sound (Estrecho de San Carlos, según la nomenclatura argentina), unos 4,5 kilómetros de aguas gélidas entre las dos islas principales. Se trata de Nuala Knight, productora rural y madre de varios hijos, y Esther Bertram, la directora de la organización medioambientalista Falklands Conservation.
La proeza que demandó meses de preparación y entrenamiento también impuso una alteración de último momento, pues originalmente el cruce se iba a realizar desde la isla Oeste a la Este, pero un cambio en los vientos obligó a invertir el cruce, Este a Oeste.
Según explicaran al semanario Penguin News, la logística fue complicada pero estuvo impecablemente organizada por Myles Lee , y la noche anterior a la prueba la pasaron en Jersey Point, isla Oeste, donde coincidieron con el yate “Le Sourire” de los Deligniers, y donde pernoctaron.
A la mañana el mar en el estrecho se presentó más agitado de lo anticipado y los miembros de la familia Deligniers preguntaron a las nadadoras “si no convendría, por el cambio de viento realizar la travesía comenzando desde la isla Este…después de todo vista las condiciones del mar y el viento, sería un cruce de apenas unos veinte minutos”.
Así fue y en camino a la partida de la isla Este, se encontraron con otra embarcación de apoyo, de Bill Pole-Evans, quien las llevó hasta una roca desde donde ingresaron al agua y “no hubo que tomar más decisiones ya que todos tenían asignados sus tareas, incluso Marilou que acompaño en kayak.”
Nuala y Esther explicaron que el entrenamiento para el cruce fue bastante fuerte y constante. Trabajaron con un amigo Glen Welch quien desplegó un mapa del trayecto y así sabían muy bien cuanto más tenían que adelantar cada día de entrenamiento para poder cubrir la distancia proyectada y alcanzar la meta propuesta.
El entrenamiento fue metódico en condiciones de frio tanto en el mar como en el exterior, por varios meses. Esther lo hacía en torno a Stanley, y Nuala en Fox Bay, pero en comunicación diaria para desafiarse en el cumplimiento.
Pero mucha de la discusión también se centró en saber cómo de podían mantener calientes durante la travesía, sobretodo manos y pies. Esther se consiguió tres pares de guantes finos y Nuala dos. Pero igualmente a medio cruce Nuala tuvo que soportar una filtración en la espalda de su traje de neopreno, y apuró la marcha para mantenerse en calor, alejándose de Esther.
Por fortuna el día del cruce el clima se presentó fantástico, con mucho sol y despejado, un incentivo positivo adicional para los espíritus que habían partido algo abrumado y ansioso.
“Estábamos nadando a un ritmo agradable y confortable, con creciente confianza que lograríamos lo que nos habíamos propuesto, y sabiendo que tanta gente nos amaba y nos apoyaba en el cruce,” dijo Nuala.
Esther por su parte comento que el entrenamiento había sido constante y a solas, “con Glen que me seguía desde la costa exigiendo, y de golpe el día del cruce contamos con todo un despliegue de seguridad y aliento, y Nuala y yo también nadábamos juntas!”
Pero no fue todo un jardín de rosas, al acercarse a Jersey Point se cruzaron con una corriente muy fuerte que impulsaba hacia el norte. Y si bien Nuala nadaba al frente, abriendo paso, la corriente hizo enlentecer la marcha, Esther admite que “pensé que iba a errar por completo el lugar de llegada, Jersey Point, y terminaríamos las dos en el Atlántico Sur…”
Pero por fin con fuertes brazadas llegaron casi simultáneamente a Jersey Point en la isla Oeste, cumpliendo la proeza.
También se debe mencionar que la corriente podría haber sido mucho peor, pero siguiendo el consejo de expertas marinas, Giselle Hazell y Sally Poncet, se había elegido dentro de la situación, un día de correntada templada.
Los momentos finales también fueron algo distantes de una llegada normal, pues las nadadoras tuvieron que atravesar un banco de algas espesas (kelp), empero el espíritu de equipo, camaradería y de apoyo resultaron fundamentales.
Hubo palabras de encomio también para el respaldo de Marilou quien desde el kayak filmó toda la travesía, llevó consigo tres GPS y estaba en permanente contacto, comunicando el desarrollo de la proeza.
Finalmente Nuala y Esther resaltaron cuan alentadas se sintieron por la respuesta a la aventura que recibieron en todo momento, tanto los mensajes de apoyo como también en materia de contribuciones, durante y después de la proeza. Los fondos recolectados serán volcados al Grupo de Desarrollo para la Educación en Zona Rural, el fondo a la memoria de Stephen Jaffray y el grupo medioambientalista, Falklands Conservation. (Penguin News)