La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, admitió finalmente que los resultados electorales del martes no eran los que su partido demócrata esperaba y concedió la victoria al expresidente Donald Trump. “Cuando perdemos unas elecciones, aceptamos los resultados”, reconoció tras llamar por teléfono al ex jefe de Estado republicano para felicitarle.
También llamó a Trump el presidente Joseph Biden, al tiempo que invitó a su predecesor y sucesor a una reunión en la Casa Blanca para hablar de una transición ordenada. Pese a no recibir los mismos cumplidos hace cuatro años, el acercamiento de Biden se produjo a pesar de que Trump insistió cuatro años atrás en que le habían robado las elecciones de 2020 e incluso no asistió a la juramentación de su sucesor.
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El presidente Biden expresó su compromiso de garantizar una transición fluida y subrayó la importancia de trabajar para unir al país, dijo el miércoles la Casa Blanca en un comunicado. El portavoz de la campaña de Trump, Steven Cheung, confirmó que el encuentro tendrá lugar en breve.
El resultado no es el que esperábamos, por el que trabajamos o por el que votamos, pero la luz de la promesa de Estados Unidos siempre arderá brillante mientras nunca nos rindamos y mientras sigamos luchando, dijo también Harris durante su discurso en la Universidad Howard, su alma mater, en Washington, D.C.
Asimismo, señaló que la lucha por nuestro país siempre merece la pena e insistió en lo orgullosa que estaba de la campaña que hicimos en su lucha por defender el derecho al aborto y el control de armas. Aunque concedo estas elecciones, no concedo la lucha que alimentó esta campaña, dijo. Seguiremos librando esta lucha en las urnas, en los tribunales y en la plaza pública, y también la libraremos de formas más silenciosas, en cómo vivimos nuestras vidas, tratándonos unos a otros con amabilidad y respeto.
No debemos lealtad a un presidente o a un partido, sino a la Constitución de Estados Unidos y a nuestra conciencia y a nuestro Dios, añadió. Sé que la gente está sintiendo y experimentando una serie de emociones en este momento, lo entiendo. Pero debemos aceptar los resultados de estas elecciones, prosiguió.
Un principio fundamental es que los estadounidenses acepten los resultados en unas elecciones y ese principio “distingue la democracia de la monarquía y la tiranía”, detalló. Sé que mucha gente siente que estamos entrando en una época oscura pero, por el bien de todos nosotros, espero que no sea así, señaló también. A todos los que están mirando, no desesperen. No es momento de tirar la toalla. Es el momento de arremangarse, concluyó. Lo importante es que nunca os rindáis, que nunca abandonéis, que nunca dejéis de intentar hacer del mundo un lugar mejor.
Harris ganó gran parte de la costa oeste y el noreste, y Trump se hizo con la victoria en el sur. Pero Trump también se hizo con Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania y Wisconsin, con lo que superó el umbral de los 270 votos electorales para ganar la carrera y abrió la puerta a nuevos interrogantes, como qué pasaría con las causas penales abiertas contra él, tanto a nivel federal como estatal.
Según la Constitución estadounidense, Trump, que se ha presentado tres veces a la presidencia, ganando en 2016 y 2024, no podría presentarse de nuevo en 2028 en virtud de la enmienda 22 que prohíbe a cualquier persona ejercer más de dos mandatos como presidente, algo que se introdujo después de que Franklin D. Roosevelt fuera electo presidente cuatro veces consecutivas de 1932 a 1944, lo que finalmente llevó a una enmienda aprobada el 27 de febrero de 1951.
Los analistas de todo el país trataron el miércoles de explicar la derrota de Harris como el resultado de su sustitución de emergencia de un decadente Biden que visiblemente no tenía ninguna posibilidad contra Trump después de vacilar repetidamente durante su primer y único debate. En ese escenario, la imagen de Harris quedaba inevitablemente ligada a la de su jefe, cuyo lastre era ya para entonces demasiado pesado de levantar, según se explicó repetidamente.