Un total de 21 hinchas del club de fútbol uruguayo Peñarol fueron detenidos esta semana en la ciudad brasileña de Río de Janeiro antes de un partido con el Botafogo y acusados de racismo, daños y asociación criminal. Nadie justifica conductas delictivas, pero esto fue un escándalo, dijo el abogado de Peñarol y ex presidente Jorge Barrera. La legislación procesal penal brasileña contempla estos resultados lamentables pero previsibles, añadió.
De las personas que fueron detenidas, una ha sido liberada, que en las próximas horas regresará a Uruguay; el resto quedaron en prisión preventiva. Esto se debe a que como el juicio se realiza en Brasil, la posibilidad de que exista algún riesgo cautelar es un argumento importante, explicó también Barrera.
La Policía brasileña es conocida en el fútbol sudamericano por ponerse del lado de sus equipos locales, en algunos casos incluso apuntando a los jugadores del equipo visitante. Según Barrera, la Policía incluso animó a los locales a atacar a los seguidores de Peñarol, asegurándoles que ningún brasileño sería detenido, lo cual, dados los antecedentes de Brasil, es más que creíble. Un hincha de Peñarol declaró a su regreso a Montevideo que la policía brasileña golpeó a los hombres y amenazó con violar a las mujeres.
Barrera también señaló que los hinchas uruguayos fueron a ese punto de encuentro porque la Policía brasileña fue la que determinó que era el lugar más seguro. Los Carboneros se enfrentaron con hinchas de los equipos cariocas Botafogo, Flamengo y Fluminense en el punto de encuentro de la zona de Recreio.
Circulan por los dos países vídeos en los que se ve a un policía prometiendo a los hinchas de otros equipos locales que estaban allí que no hicieran problemas, que ningún brasileño iba a ser detenido, añadió. Eso, en cualquier parte del mundo, es un delito. Un cheque en blanco para que ataquen. Yo me pregunto: si alguien está con mujeres, niños y los atacan de esta manera, ¿cómo actuaría?
Un hincha de Peñarol relató a la televisión uruguaya que fueron superados en número por personas procedentes de una favela. Pero la policía, en vez de sacarlos, empezó a tirar gases y a disparar y por eso nos estábamos defendiendo de un ataque. Entonces, cuando se produjeron los primeros incidentes, gente que estaba jugando al voleibol en la playa sacó pistolas 9 mm, comentó asimismo el testigo, quien añadió que la brutalidad no sólo se produjo antes de la detención, sino también durante el procedimiento.
Asimismo, mencionó que la policía dejó entrar a la prensa para mostrar que estaba todo bien y cuando los periodistas se retiraron, arrojaron gas pimienta a los detenidos cada media hora [o] cuarenta minutos.
El abogado uruguayo también argumentó que el racismo es punible cuando alguien lo utiliza para incitar al odio y al desprecio por motivos de raza, etnia o creencias religiosas, lo que no fue el caso en Río de Janeiro cuando los hinchas de Peñarol fueron literalmente agredidos. Lo que pudieran haber gritado fue por rabia e impotencia porque nadie del otro bando iba a ser detenido, explicó.
De los 230 hinchas de Peñarol detenidos inicialmente, 210 fueron puestos en libertad al poco tiempo. Fue una vergüenza por parte de Brasil. Lanús va allí y tiene problemas, Racing, River, Boca, y todos tienen problemas. ¿No es hora de que se cuestionen si ellos son el problema?, insistió Barrera.
Los medios brasileños informaron que los hinchas de Peñarol provocaron varios desmanes y el dueño de un kiosco dijo que su negocio fue asaltado y robado por hinchas de Peñarol, lo que puede ser cierto. ¿Pero por 230 personas?
El incidente llamó la atención del canciller uruguayo, Omar Paganini, que lamentó en rueda de prensa las agresiones muy fuertes sufridas por los hinchas de Peñarol en Río. ”Nuestro cónsul allí (Santiago Muñiz) ha estado muy activo desde el primer momento”, señaló también.