El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aterrizó el viernes en Lisboa para la primera escala de su gira europea con la que busca superar el aislamiento en el que se sumió el país sudamericano bajo el mandato de Jair Bolsonaro. Sin embargo, no todo fueron aplausos y sonrisas tras sus declaraciones sobre Ucrania y Rusia, a las que culpó por igual de iniciar la actual guerra.
El viaje forma parte de la reactivación de las relaciones diplomáticas de Brasil con sus principales socios, como ya ocurrió con la visita a China hace diez días, después de Estados Unidos, Argentina y Uruguay al inicio de este Gobierno, subrayó la Presidencia brasileña en un comunicado.
Lula, de 77 años, se reunirá el sábado con el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, y con el primer ministro socialista, Antonio Costa. Se espera que se firmen una docena de acuerdos bilaterales, especialmente en los ámbitos de la energía, la ciencia, la educación y el turismo.
Antes de volar a Madrid el martes, el líder sudamericano pronunciará un discurso ante el Parlamento portugués durante una sesión previa a las conmemoraciones del 49 aniversario de la Revolución de los Claveles, que puso fin a 48 años de dictadura y 13 de guerras coloniales en África.
El reciente viaje de Lula a China, con escala en Emiratos Árabes Unidos, estuvo marcado por sus comentarios sobre el conflicto en Ucrania, un asunto espinoso que también abordará durante su entrevista con el Jefe del Gobierno portugués. El pasado sábado, Lula generó polémica durante su estancia en Pekín al pedir a Estados Unidos que deje de alentar la guerra en Ucrania y a la Unión Europea que empiece a hablar de paz.
Las declaraciones del líder brasileño, en las que insinuaba que tanto Rusia como Ucrania son culpables de la guerra que se está librando, provocaron protestas frente a la embajada de Brasil en Lisboa, en las que se ondeaban banderas y se sostenían fotografías en las que se mostraban atrocidades bélicas.
En los últimos días, Lula ha rebajado el tono de su retórica, condenando la violación de la integridad territorial de Ucrania por parte de Rusia y pidiendo de nuevo la mediación para poner fin a la guerra. El gobierno ucraniano ha criticado el enfoque de Brasil por tratar por igual a la víctima y al agresor.
Las declaraciones de Lula también fueron duramente criticadas por Washington, que le acusó de hacerse eco de la propaganda rusa y china sin tener en cuenta los hechos.
El pasado lunes, Lula se reunió en Brasilia con el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, quien agradeció a Brasil su contribución a la búsqueda de una solución al conflicto y su excelente comprensión de la génesis de esta situación.
La Unión Europea dijo el viernes que quiere hablar directamente con funcionarios del gobierno brasileño para dejar claro que sólo Ucrania puede decidir el momento adecuado para un alto el fuego con Rusia.