El Canciller alemán, Olaf Scholz, llegó a Santiago el pasado fin de semana procedente de Argentina y se reunió con el Presidente chileno, Gabriel Boric Font, en el Palacio de La Moneda. Ambos líderes trataron temas bilaterales en lo que fue su segundo encuentro tras el que mantuvieron el pasado mes de septiembre en Nueva York durante la 77ª Asamblea General de la ONU.
Con motivo de la visita de Scholz al país sudamericano, se firmaron diversos acuerdos de cooperación en áreas como tecnología, innovación, capacitación minera, medio ambiente, economía circular y energía. Hubo una declaración conjunta de intenciones sobre cooperación bilateral en investigación, desarrollo e innovación, que firmaron la subsecretaria parlamentaria del Ministerio Federal de Economía y Protección del Clima de la República Federal de Alemania, Franziska Brantner, y el vicepresidente de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), José Miguel Benavente. Posteriormente, se firmó un memorándum de entendimiento entre la estatal Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco) y la empresa alemana Aurubis AG.
Chile y Alemania tienen un trabajo compartido. La inclusión de Chile en la primera gira latinoamericana del Canciller Scholz, donde visitará tres países, es un reflejo de la estrecha amistad que une a Alemania y nuestro país, y también del interés recíproco que tenemos. Son dos Estados que comparten valores irrenunciables, como la defensa de la libertad y la democracia, el Estado de Derecho y la promoción y protección de los derechos humanos, afirmó Boric.
El Presidente también subrayó que la reunión sirvió para estrechar lazos entre ambos gobiernos, estableciendo agendas en temas tan importantes como la transición hacia energías más limpias, aprovechar el tremendo potencial que tenemos en nuestro país para el desarrollo de diferentes industrias y enfrentar conjuntamente la crisis climática a nivel multilateral.
Hoy podemos hacer mucho para profundizar la presencia de Alemania en nuestro país. Según el Banco Central, el monto actual de la inversión alemana supera los mil millones de dólares, y tenemos un tremendo potencial para seguir creciendo, no sólo en el intercambio en términos numéricos sino también creando cadenas de valor, transfiriendo tecnología y beneficiando a las localidades donde se desarrollan estos complejos industriales, agregó.
Boric también agradeció a Scholz la invitación a formar parte del Club del Clima, un espacio promovido por el jefe de Gobierno alemán para debatir la crisis climática. El club incluye a todas las naciones del G7 más algunos países del G20, además de otras organizaciones internacionales.
Scholz valoró los acuerdos de cooperación en materia climática y destacó los avances de Chile en energías renovables, como la puesta en marcha de la producción de hidrógeno en el territorio austral.
En el extremo sur de Chile se genera hidrógeno a partir de energía eólica. El Gobierno Federal alemán ha impulsado este proyecto, y desde hace diez años existe cooperación en minería y recursos naturales entre Chile y Alemania. Las empresas alemanas tienen un gran interés en aumentar esta cooperación, especialmente en el campo del litio, y queremos apoyar a Chile en su camino hacia una minería sostenible, dijo.
Chile y América Latina no han sido una prioridad de la política exterior alemana en los últimos años, pero Scholz -en el cargo desde diciembre de 2021- busca profundizar los lazos políticos y económicos con la región en un momento en que Alemania sufre el impacto de la guerra en Ucrania. Desde la caída del Muro de Berlín, sólo ha habido tres visitas de cancilleres alemanes a Chile: Helmut Kohl (1991), Angela Merkel (2013) y ahora Scholz.
Boric y Scholz abordaron también el delicado asunto de la antigua Colonia Dignidad, un campo clandestino de detención de los años de la dictadura de Augusto Pinochet, que fue dirigido por el alemán Paul Schäfer.
Colonia Dignidad, a casi 400 kilómetros al sur de Santiago, fue fundada en 1961 por el predicador luterano Schäfer, que también se había ganado fama de abusador de menores. Schäfer sometió a trabajos forzados, castigos, manipulación mental y, en algunos casos, abusos sexuales a más de 300 personas, muchas de las cuales le siguieron a Chile desde Alemania.
Bajo el régimen de Pinochet (1973-1990), las instalaciones también sirvieron como centro de tortura de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta de Pinochet. Se calcula que más de 100 personas fueron asesinadas allí.
En cuanto a la creación de un Museo de la Memoria en el lugar donde estuvo la Colonia Dignidad, Scholz dijo: Está claro que, como socios del Gobierno, queremos prestar nuestro apoyo. Sabemos que es un tema sensible, que hay distintos grupos afectados, [y] que no es fácil encontrar una solución, por lo que con toda prudencia queremos ofrecer nuestro apoyo y hacer lo que esté a nuestro alcance. Son procesos que deben decidirse en el país, somos un socio en este contexto.
Boric respondió: Apoyamos y valoramos plenamente la voluntad del gobierno alemán de contribuir a la búsqueda de la verdad, y de hacer de la ex Colonia Dignidad un espacio de memoria, y es un rol del Estado chileno en toda su dimensión seguir luchando incansablemente por toda la verdad y la justicia, esa es también la línea con la que nos movemos y lo que inspira a nuestro gobierno.
Y no está de más recordarlo, el apoyo que tuvo de parte importante de un sector de la política chilena, algunos de los cuales todavía están en el escrutinio público, añadió.
Organizaciones de derechos humanos acusan tanto a Chile como a Alemania de no perseguir suficientemente los crímenes cometidos en Colonia Dignidad, ahora rebautizada Villa Baviera.