A pesar de un crecimiento del 40,7% en 2021, la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina sigue estando por debajo de los niveles registrados antes de la pandemia del COVID-19, según un informe publicado el martes en Santiago por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Esta débil recuperación muestra la dificultad que tiene la región en su conjunto para reposicionarse como un destino atractivo para el establecimiento de nuevas operaciones de empresas transnacionales, tras el fin del ciclo de auge del precio de las materias primas y (de) las altas tasas de crecimiento, señala el informe de la CEPAL.
La región también perdió participación como destino de las inversiones globales, representando el 9% del total, uno de los porcentajes más bajos de los últimos diez años y lejos del 14% registrado en 2013 y 2014.
Las proyecciones no son nada alentadoras. La región recibió 142.794 millones de dólares en IED en 2021, un 40,7% más que en 2020. Sin embargo, estos niveles siguen siendo un 9,55% inferiores a los 157.689 millones de dólares de 2019.
En su conjunto, América Latina y el Caribe representó sólo el 9% del total de la IED mundial, uno de los porcentajes más bajos de los últimos diez años y muy lejos del 14% registrado en 2013 y 2014. En otras palabras, aun cuando 2021 se considere un año de recuperación, la tendencia de caída casi ininterrumpida identificada en América Latina y el Caribe desde 2012 no se modifica; dadas las perspectivas globales para 2022, es posible que esta caída continúe, cita el documento de la CEPAL en sus conclusiones.
En una región con bajos niveles globales de inversión, la inversión extranjera directa es fundamental para el diseño de una política productiva”, dijo en el informe el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs.
Brasil (33%), México (23%), Chile (11%), Colombia (7%), Perú (5%) y Argentina (5%) fueron los países que más IED recibieron en 2021.
Además de Brasil, que siempre tiene una alta incidencia por el tamaño de su economía, el alto crecimiento de la IED en Chile (66%) y Perú (919%) en Sudamérica y Guatemala (273%) y Panamá (163%) en Centroamérica, explicaron la mayor parte de la variación interanual, según la CEPAL.
Los principales inversores procedieron de la Unión Europea y de Estados Unidos, representando el 36% y el 34% del total, respectivamente. En tanto, el número de fusiones y adquisiciones aumentó un 33%, lo que sigue siendo uno de los niveles más bajos de la década.
En un contexto mundial en el que las fusiones y adquisiciones crecieron de manera muy significativa, en la región sólo se recuperaron de la caída ocurrida en 2020, señaló la CEPAL.
Los inversionistas extranjeros están especialmente interesados en electricidad, gas, agua, telecomunicaciones y refinación de petróleo.
En Centroamérica, Costa Rica fue el principal receptor de fondos extranjeros por segundo año consecutivo, mientras que Guyana hizo lo propio en el Caribe, con la llegada del capital petrolero, superando a República Dominicana, líder en años anteriores. También se destacó la adquisición a gran escala de Guatemala en el sector de las telecomunicaciones.
Para lograr un impacto positivo de la Inversión Extranjera Directa, es necesario articular las políticas de desarrollo productivo con la atracción de inversiones de alta productividad, en actividades que apoyen procesos de desarrollo virtuosos en términos de inclusión, calidad del empleo, sostenibilidad ambiental, innovación y complejidad tecnológica, dijo también Salazar-Xirinachs.