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El Papa canoniza al tercer santo argentino

Lunes, 10 de octubre de 2022 - 10:20 UTC
Zatti se convirtió en el tercer santo argentino, tras Héctor Valdivieso y el “Cura” Brochero Zatti se convirtió en el tercer santo argentino, tras Héctor Valdivieso y el “Cura” Brochero

El inmigrante italiano Artemides Zatti ha sido canonizado este domingo por el Papa Francisco por su labor en la Patagonia después de que el Vaticano confirmara un milagro atribuido a su intercesión. Adquirió nacionalidad argentina en 1914.

“El hermano salesiano Artémides Zatti fue un ejemplo de gratitud”, explicó el pontífice argentino durante una ceremonia en la Plaza de San Pedro.

Zatti, conocido por su labor en la Patagonia al servicio de los más necesitados a principios del siglo XX, se convierte en el tercer argentino al que se le concede la santidad.

Nacido en Boretto (Regio Emilia, Italia) el 12 de octubre de 1880, Zatti vivió en Argentina desde 1897 hasta su muerte en 1951, donde desarrolló una carrera como enfermero que lo acercó a la comunidad desde su ingreso al movimiento de los Salesianos de Don Bosco.

“Artémides conoció a los salesianos en Bahía Blanca, donde había llegado en 1897 con su familia. Lamentablemente, muchos inmigrantes perdieron el valor de la fe, absorbidos por el trabajo y los problemas que encontraban. Pero los Zatti, gracias a Dios, fueron una excepción”, recordó el Papa.

A sus 20 años, Zatti ingresó como seminarista en la casa de formación de los salesianos en Bernal, Buenos Aires, donde atendió a un sacerdote con tuberculosis y contrajo la enfermedad, por lo que fue enviado a un hospital de Viedma, donde rezó para curarse y prometió una vida de dedicación y servicio si se recuperaba. Fue en ese momento cuando prometió dedicar su vida al cuidado de los enfermos. “Creí, prometí y me curé”, argumentó.

En 1908, tras su recuperación, fue admitido en la Congregación Salesiana como hermano coadjutor, donde se ocupó de la farmacia del Hospital San José.

“Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a satisfacer las necesidades de los demás, a atender a los enfermos con amor y ternura. Se dice que se le vio llevar a la espalda el cadáver de uno de sus pacientes. Lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso mostrar su agradecimiento asumiendo las heridas de los demás”, subrayó Francisco.

“El 18 de febrero de 1911 hizo su profesión perpetua como salesiano laico y se puso inmediatamente a trabajar con los enfermos, primero distribuyendo medicinas, y luego en la dirección de todo el hospital de Viedma”, según su biografía oficial del Vaticano.

“En ese pequeño pedazo de tierra de la Patagonia donde transcurrió la vida de nuestro Beato, se reescribió una página del Evangelio: el buen samaritano encontró en él un corazón, unas manos y una pasión, especialmente por los pequeños, los pobres, los pecadores y los últimos”, destacó el Papa.

Siempre cercano a las personas necesitadas, Zatti fue incluso encarcelado por prestar asistencia sanitaria a un preso. También trató al salesiano Ceferino Namuncurá.

En 1950, tras cuarenta años de ayudar a los enfermos en Viedma y Carmen de Patagones, Zatti se cayó de una escalera y tuvo que guardar reposo. A los pocos meses se le diagnosticó un cáncer y murió el 15 de marzo de 1951.

Zatti, que había sido declarado beato por San Juan Pablo II en 2002, fue canonizado después de que se reconociera un milagro logrado por su intercesión en la curación de un hombre de un “ictus isquémico cerebeloso derecho, complicado con una voluminosa lesión hemorrágica”, en agosto de 2016 en Lipa, Filipinas.

El milagro, sin explicación médica según el informe del tribunal canónico que lo aprobó, se produjo con la súbita curación del paciente que ya había sido trasladado a su casa para pasar sus últimas horas con sus familiares tras estar hospitalizado más de diez días por una hemorragia cerebral.

La Santa Sede atribuye al hermano del paciente, también salesiano, la oración a Zatti que propició el milagro por el que el “enfermero de los pobres” fue declarado santo.

Zatti se convierte en el tercer santo argentino, después de Héctor Valdivieso, que ejerció su sacerdocio en la ciudad de Buenos Aires y fue canonizado en 1999 tras ser asesinado en la Revolución Española de Asturias de 1934, y después de José Gabriel Brochero, el “cura gaucho” canonizado en 2016.

Categorías: Argentina, Internacional.