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Aumentan casos de COVID-19 en Argentina: se requiere “vigilancia”

Lunes, 9 de mayo de 2022 - 10:45 UTC
Por otro lado, el número de pacientes hospitalizados en estado crítico disminuyó Por otro lado, el número de pacientes hospitalizados en estado crítico disminuyó

Las autoridades sanitarias argentinas han mencionado durante el fin de semana que el número de casos de COVID-19 en todo el país ha aumentado en las últimas semanas.

La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, y su colega de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, admitieron que el nuevo escenario requiere un “monitoreo especial”.

En dos semanas, hubo un aumento del 36%: 8.387 infectados en los siete días anteriores; el 24 de abril, 11.307; y el 1 de mayo, 11.443. Las cifras aún se consideran bajas gracias a que la vacunación está “avanzada”, explicó Vizzotti.

Sin embargo, instó a la población a completar la primera dosis de refuerzo (tercera dosis) y a las personas incluidas en los grupos prioritarios a completar la segunda dosis de refuerzo (cuarta dosis).

El aumento del número de casos no se tradujo en el número de víctimas mortales, explicaron también las autoridades.

Por otra parte, el número de pacientes hospitalizados en estado crítico disminuyó. El 17 de abril se registraron 412 ingresos en camas de cuidados intensivos, mientras que el 24 de abril el número había bajado a 372 y a 339 el 1 de mayo.

En un acontecimiento relacionado, los investigadores del COVID-19 han anunciado que un caso grave de la enfermedad puede provocar un descenso del coeficiente intelectual similar al de envejecer 20 años, lo que equivale a pasar de 50 a 70 años en cuestión de meses.

“Investigaciones anteriores han indicado que las personas que se han recuperado de la COVID-19 pueden sufrir problemas duraderos en cuanto a su capacidad de concentración y resolución de problemas”, señaló el autor del estudio, Adam Hampshire, del Centro de Investigación y Tecnología de la Demencia del Reino Unido, en Londres.

“Lo que intentábamos averiguar era cuán pronunciadas eran estas dificultades [del pensamiento] en los pacientes que habían estado más gravemente enfermos, qué aspectos [del pensamiento] se veían más afectados, si había algún signo de recuperación con el tiempo y cuál podía ser la causa subyacente”, añadió Hampshire.

Para ello, el equipo de investigación se centró en un grupo de 46 pacientes británicos que habían sido hospitalizados con COVID-19 grave durante los primeros meses de la pandemia (de marzo a julio de 2020). En ese momento, un tercio había estado tan enfermo que necesitó ser conectado a un ventilador mecánico.

Las evaluaciones de salud mental realizadas seis meses después de ser hospitalizados por primera vez revelaron un descenso significativo de la memoria y la capacidad de concentración, junto con una notable ralentización de la capacidad para resolver problemas con precisión y rapidez. Los pacientes solían ser muy olvidadizos, se estresaban en Hampshire y sufrían una especie de “niebla cerebral” que a menudo les dificultaba encontrar las palabras para expresarse. El equipo del estudio descubrió que el daño a la capacidad cerebral se traduciría probablemente en un descenso de 10 puntos en el coeficiente intelectual. “El nivel de bajo rendimiento [del pensamiento] es similar al que se observa cuando se envejece de los 50 a los 70 años”, señaló.

Categorías: Ciencia y salud, Argentina.