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Científicos argentinos investigarán efecto de fármacos en ecosistema antártico

Sábado, 16 de abril de 2022 - 10:38 UTC
Algunos medicamentos de venta libre son grandes desorganizadores endocrinos que pueden feminizar a los machos de una población de peces, reduciendo así su tasa de reproducción, explicó Ansaldo Algunos medicamentos de venta libre son grandes desorganizadores endocrinos que pueden feminizar a los machos de una población de peces, reduciendo así su tasa de reproducción, explicó Ansaldo

Investigadores del Instituto Antártico Argentino (IAA) junto con un equipo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad de San Martín (USAM) anunciaron que planean medir el impacto en los ecosistemas costeros de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos que llegan a aguas antárticas a través de las plantas de tratamiento de aguas residuales de las bases en el continente helado.

El proyecto busca determinar qué cantidad de estas drogas acaba en las costas tras su paso por las depuradoras y cómo afecta la presencia de estos compuestos orgánicos sintéticos a la vida marítima.

Martín Ansaldo, doctor en Biología de la Universidad de Buenos Aires y jefe del Área de Ciencias de la Vida del IAA, dijo a Télam que ”una de las líneas generales de trabajo en la investigación de la vida en la Antártida tiene que ver con las adaptaciones que los diferentes los organismos se desarrollan ante el cambio climático o la acción antrópica, es decir, debido a la actividad humana”.

“Estamos haciendo un relevamiento sobre cómo llegan al agua los antiinflamatorios de uso común como el paracetamol, el ibuprofeno o el diclofenaco, que se consumen en las bases antárticas, y qué efectos producen”, continuó.

“El objetivo es saber qué sucede cuando estos compuestos -que son poco degradables- llegan a los ecosistemas costeros, cuál es su incidencia e identificar organismos que reaccionan a estos contaminantes”, agregó.

“Para ello vamos a realizar bioensayos de exposición con organismos nativos en los que podamos evaluar su respuesta fisiológica”, explicó.

“La contaminación mecánica por la acción de los microplásticos está más extendida, pero se habla muy poco de las consecuencias en los ecosistemas de todo el mundo de la contaminación por productos orgánicos sintéticos como fármacos, no solo antiinflamatorios sino también ansiolíticos y muchos de venta libre; todos grandes desorganizadores endocrinos que cuando llegan a cuerpos de agua pueden, por ejemplo, feminizar a los machos de una población de peces reduciendo su tasa de reproducción o impedir la metamorfosis de algunos anfibios”, subrayó.

“La investigación se realizará en la Base Carlini donde comenzaremos con encuestas para saber qué drogas se consumen, en qué cantidades y en qué épocas del año; luego tomaremos muestras del agua antes y después de pasar por el de tratamiento, del agua de mar cercana al drenaje de la planta y de los sedimentos, y todo eso será analizado en la UNSAM para identificar los niveles máximos de cada droga presente”, detalló Ansaldo.

“Con todos estos datos vamos a trabajar en el acuario de la Base Carlini, donde vamos a someter a crustáceos y moluscos nativos de ese ecosistema a una exposición a niveles de estos contaminantes similares a los detectados; se van a realizar pruebas de exposición aguda y crónica y también se van a hacer variaciones en la salinidad y temperatura de los acuarios para evaluar el efecto del cambio climático en la acción de los medicamentos”, explicó.

“Después de las pruebas, estos organismos serán analizados para identificar sus respuestas fisiológicas a la exposición a las drogas, para verificar si hay daño en sus glándulas digestivas o rupturas en sus membranas; la idea es poder medir cómo todo el porcentaje de estas drogas que no son metabolizadas por las personas que las consumen o degradadas en las plantas depuradoras afectan el ecosistema”, agregó Ansaldo.

La Base Antártica Carlini está ubicada en la Península Potter de la Isla 25 de Mayo, perteneciente al Archipiélago de las Shetland del Sur, a unos 1.000 kilómetros de la ciudad de Ushuaia en Tierra del Fuego y a 3.700 kilómetros de Buenos Aires. Las temperaturas allí oscilan entre -2 °C y 3 °C durante el verano y entre -10 °C y -20 °C en invierno. (Fuente: Télam)