El Gobierno de Brasil decidió este lunes despedir al general en retiro Joaquim Silva e Luna como presidente ejecutivo de Petrobras y nombrar en su lugar al economista Adriano Pires, luego de que el precio del combustible siguiera disparándose, afectando así las posibilidades de reelección del presidente Jair Bolsonaro.
El cambio debe ser confirmado por la asamblea general de accionistas de la empresa estatal. La próxima reunión está prevista para el 13 de abril. Silva e Luna es el segundo presidente ejecutivo de Petrobras en ser despedido por Bolsonaro. El cambio se produce luego de que el presidente criticara el ajuste de los precios de los combustibles.
Según el Ministerio de Minas y Energía, si la decisión es confirmada por los accionistas, Joaquim Silva e Luna dejará la cadena de mando de la petrolera: su nombre no figura en la composición prevista para el directorio de Petrobras.
A la espera de una decisión de los accionistas, Silva e Luna permanecerá a cargo de Petrobras, a menos que solicite una licencia.
Los accionistas también deberán aprobar el nombre del empresario Rodolfo Landim para presidir el directorio. Presidente del club de fútbol Flamengo, Landim no ha asumido el cargo porque está a la espera de la aprobación de la asamblea.
Bolsonaro ha criticado a Petrobras por los repetidos reajustes en los precios de los combustibles e incluso ha dicho que si funcionaba, daría un puñetazo en la mesa para obligar a la empresa estatal a reducir los precios.
Silva e Luna habría dicho que la rígida estructura establecida en los últimos años no le daría rienda suelta a un nuevo presidente para cambiar la política de precios.
Silva e Luna fue designado en 2021 en reemplazo de Roberto Castello Branco. El nombre de Silva e Luna fue aprobado en junta general extraordinaria de accionistas para integrar el directorio de Petrobras el 12 de abril. Cuatro días después, fue elegido presidente de la empresa.
Como accionista mayoritario, el Gobierno Federal posee la mayoría de los escaños en el directorio de la empresa estatal.
Con más de 30 años de experiencia en el sector energético, Adriano Pires es Doctor en Economía Industrial por la Universidad de París XIII (1987), Magíster en Planificación Energética por la COPPE/UFRJ (1983) y Licenciado en Economía por la la Universidad Federal de Río de Janeiro (1980).
Trabajó en la Agencia Nacional del Petróleo (ANP) donde se desempeñó como Asesor del Director General, Superintendente de Importación y Exportación de petróleo, sus derivados y gas natural, y Superintendente de Abastecimiento.
En la Universidad Federal de Río de Janeiro, fue profesor, investigador y consultor de empresas y entidades internacionales.
Actualmente es director del Centro Brasileño de Infraestructura (CBIE), que él mismo fundó. El CBIE es una firma consultora especializada en inteligencia, regulación y temas estratégicos para el sector energético.
Recientemente, Pires ha estado actuando como consultor informal del Ministerio de Minas y Energía (MME) en el tema de los altos precios de los combustibles. Defiende la creación de una política de subsidios que saldrían del fisco directo y tendrían una duración de 3 a 6 meses para el diesel y el gas envasado, por los efectos de la guerra entre Ucrania y Rusia. El equipo económico está en contra de las subvenciones con recursos del Tesoro.
Pires cree que la solución para los precios de los combustibles es crear un fondo de estabilización.
Tras los anuncios del lunes, las acciones de Petroleo Brasileiro SA cayeron hasta un 4,1%, alcanzando mínimos de la sesión.
Luna, que solo ha estado en el cargo durante aproximadamente un año, anunció un aumento en los precios del diésel y la gasolina el 10 de marzo. Hasta entonces, Petrobras mantuvo los precios estables durante 57 días, incluso cuando el petróleo se cotizaba muy por encima de los US$ 100 por barril, después de que Rusia invadiera Ucrania.
Luna es un ingeniero de formación que ascendió al rango de general de cuatro estrellas y gestionó varios proyectos nacionales, incluida la construcción de una autopista a través del Amazonas que comenzó en la década de 1980 y tardó dos décadas en completarse. También dirigió la represa hidroeléctrica de Itaipú durante la administración de Bolsonaro.