A menos de una semana de que finalice el mandato del presidente Sebastián Piñera, el gobierno de Chile anunció planes para construir una zanja más larga en la frontera con Bolivia como medida para controlar la crisis migratoria derivada de la llegada ilegal de personas.
El ministro del Interior, Rodrigo Delgado, dio a conocer la medida en el Cuartel General de la Defensa Nacional en la provincia de Tamarugal, donde rige el estado de excepción prorrogado la semana pasada por una quincena más.
Chile construirá otros 300 metros de zanja en la frontera con Bolivia, cerca de la localidad de Colchane, para controlar la migración irregular y las bandas criminales, explicaron las autoridades. La semana pasada finalizaron los trabajos de mantenimiento y reparación en una zanja de 600 metros construida hace cinco años cerca de Colchane.
“Por los sedimentos, el paso del tiempo y también muchas veces por la intervención humana, precisamente relacionada con bandas criminales que buscan poner unos puentes (…) esta zanja había quedado bastante mermada”, dijo Delgado.
“Hoy tenemos 600 metros con una profundidad estándar de 3 metros y obviamente con un mantenimiento muy riguroso”, agregó.
El estado de excepción permite el despliegue de más de 600 efectivos en cuatro provincias del norte para ayudar a la policía a controlar a los inmigrantes indocumentados.
Las bandas criminales involucradas en el contrabando y el narcotráfico también han construido puentes para cruzar la frontera, según informes de prensa. Estos puentes también han sido utilizados por inmigrantes indocumentados, principalmente venezolanos.
“Son aproximadamente 300 metros que van a crecer al norte de la acequia actual”, donde la situación se complica, según Delgado.
Desde hace dos años, Colchane se ha convertido en la puerta de entrada de miles de extranjeros indocumentados que cruzan a pie por pasos no autorizados desde Bolivia, en busca de una vida mejor en Chile.
La nueva zanja de mayor tamaño busca tener una mayor capacidad de control de bandas criminales que quieren pasar en vehículos o personas que quieren entrar clandestinamente a Chile, dijo Delgado.
Al menos 23 migrantes murieron el año pasado tratando de cruzar la frontera desde Bolivia. La mayoría de los que logran llegar a las ciudades chilenas se instalan en tiendas de campaña, en plazas o caminan a la deriva pidiendo ayuda.