El número de cubanos que ingresan a Uruguay por los pasos terrestres desde Brasil está aumentando notablemente, se informó este martes. En lo que va del año 135 personas de esa nacionalidad han cruzado por el paso Rivera desde Santana do Livramento a una media de seis individuos diarios.
Autoridades de Migraciones uruguayas han informado que de los 135 que ingresaron solo dos salieron del país en fecha posterior. Muchos de ellos portaban el virus SARS-CoV-2, lo que se añadió a las penurias de los funcionarios locales.
La Ley 18076 de Uruguay sobre refugiados establece que toda persona tiene derecho a solicitar y recibir refugio en el territorio nacional cuando sea perseguida por motivos raciales, religiosos o de nacionalidad o cuando su vida y libertad estén amenazadas.
En 2021 llegaron a Uruguay 2.887 cubanos, 450 de ellos por la frontera de Rivera. Cuando ingresan a Brasil buscando refugio, la Dirección de Migración les hace la prueba de COVID-19. Debido a las demoras derivadas de la alta demanda de pruebas, muchos cubanos debieron permanecer en el centro de contingencia hasta recibir sus resultados y los que dieron positivo tuvieron que ser puestos en cuarentena, sumándose así a la ya complicada situación, que llevó a un cambio en los protocolos sanitarios, según Giovani Conti, director general de Promoción y Acción Social del Ayuntamiento de Rivera.
El municipio tuvo que hacer frente a los nuevos temas por su cuenta después de que la Comisión de Refugiados dejara de prestar atención telefónica hasta la reapertura de fronteras en noviembre 2021. “Cuando estaban allí nos ayudaban porque había un filtro importante, porque antes no se daba refugio a todos los que llegaban”, agregó Conti.
La Ciudad de Rivera también ha estado manejando los costos adicionales de estas operaciones. “Vamos a estar dando este apoyo hasta el 31 de enero y luego le pasamos la posta a Relaciones Exteriores. Estamos buscando financiamiento porque venimos con la billetera agujereada”, explicó Conti.
Se instaló un centro de contingencia para refugiados en carpas con capacidad para entre 35 y 40 personas, las cuales fueron donadas por la Embajada de Estados Unidos en Uruguay. Las instalaciones cuentan incluso con aire acondicionado. Una vez allí, los migrantes reciben tres comidas al día más artículos de higiene personal.
Conti insiste en que la Cancillería debe jugar un papel más relevante y ayudar con los costos de la operación. La Ley uruguaya también establece que los funcionarios públicos de inmigración “se abstendrán de prohibir el ingreso a toda persona que manifieste su intención de solicitar refugio”, lo que no equivale a ser refugiado. Conti explicó que estos migrantes no encajan en el concepto tradicional de refugiado.