El río Paraná volvió a registrar este martes un descenso de menos 46 centímetros frente a la capital de la provincia argentina de Entre Ríos, repitiendo así el mínimo histórico del 18 de agosto, confirmó la Prefectura Naval Argentina, mientras todo el país atraviesa un ola de calor sin precedentes.
El Instituto Nacional del Agua (INA) de Argentina también dijo que “en el litoral argentino se espera una cuarta parte con condiciones deficientes de precipitación, mientras que para las regiones de la cuenca del Paraná y Paraguay se espera una cuarta parte con condiciones normales y para la cuenca del río Uruguay se esperan una cuarta parte con condiciones deficitarias”.
El Ayuntamiento de la Ciudad de Paraná también explicó que a pesar de la bajante, el suministro de agua a la ciudad estaba garantizado.
Las autoridades locales también anunciaron que no se espera una recuperación en las próximas semanas. De ahí que se siga profundizando la histórica bajante que sigue afectando a cientos de personas.
“No se espera una recuperación en las próximas semanas. Los niveles fluviales continuarán en la franja de aguas bajas. La tendencia climática al 31 de marzo es desfavorable”, dijo el Instituto del Agua en un comunicado. El río se había recuperado levemente en diciembre, pero 2022 comenzó con un fuerte descenso, cayendo más de medio metro en solo días. Desde el 4 de enero, se ha mantenido bajo cero.
El río Paraná completa así 22 meses de crisis hídrica. Se sintió por primera vez en la Provincia de Misiones ya en marzo de 2020 y ha generado una crisis hídrica sin precedentes en todas las ciudades costeras de la Cuenca del Plata.
“Comenzó con una sequía que comenzó a manifestarse en junio de 2019 en la cuenca del Paraguay y posteriormente en la orilla misionera la sentimos con fuerza en la primera semana de marzo de 2020. Desde entonces tenemos niveles persistentes que son muy bajos. Esta semana tuvimos una mínima en Puerto Iguazú de 1,70/1,90 metros, un nivel extraordinariamente bajo y lo que también importa son las fluctuaciones de la vía fluvial”, dijo el subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológica del INA, Juan Borús.
El experto también explicó que toda la situación se debió a la falta de lluvias y por lo tanto, para que esta situación se revierta, basta con un cambio en las condiciones meteorológicas, por lo que “todas las miradas están puestas en el patrón de lluvias regionales en los próximos meses”.
“Hasta ahora todas las previsiones que tenemos a corto, medio y largo plazo que serían durante todo el resto del verano y hasta principios de otoño, indican que las lluvias no serían normales, es decir, serían inferiores a lo normal, y eso obviamente no va a ser suficiente para que tengamos una mejoría notoria”, admitió Borús, quien añadió que “para que tengamos una mejoría en la situación, las lluvias tendrían que ser más altas de lo normal”.
Por tanto, “todos los impactos, que ya hemos visto desde marzo de 2020, persisten con la misma gravedad”.
También señaló que “la generación eléctrica también tiene una limitación porque las represas de Yacyretá y Salto Grande están produciendo la mitad de la energía que deberían producir”.