Una Corte de Apelaciones de Uruguay dictaminó que el Gobierno necesita vender el águila de bronce recuperada de los restos del acorazado Admiral Graf Spee del 3er Reich frente a la costa de Montevideo.
Los hermanos Alfredo y Felipe Etchegaray habían firmado un convenio por el que ellos cubrirían todos los gastos de las misiones de buceo alrededor del buque de guerra alemán hundido. Ese contrato preveía algún tipo de resarcimiento para los exploradores submarinos, quienes llevaron el caso a los tribunales ya que las autoridades uruguayas nunca cumplieron con su parte del trato. El último fallo judicial ordena que el Estado uruguayo venda el águila para pagar la recompensa que se les debe a los buceadores.
El capitán alemán Hans Langsdorff hundió su propio barco en diciembre de 1939 al comienzo de la Segunda Guerra Mundial para evitar un segundo combate con la Royal Navy que habría resultado en más bajas para su tripulación, pero necesitaba tomar otras medidas para que los británicos no puedan hacerse con las mejoras tecnológicas militares que tenía el Graf Spee. Después de asegurarse de que su tripulación fuera trasladada a salvo a Buenos Aires, Langsdorff hizo estallar el acorazado y se suicidó días más tarde en la capital argentina. Los hermanos Etchegaray lograron recuperar tanto el águila como el telémetro -una de las mejoras tecnológicas a bordo- en 2006.
Un tribunal de primera instancia había dictaminado en 2019 que Uruguay debía deshacerse del adorno del barco de manera onerosa para pagar a los hermanos Echegaray lo que se les debe. Esa decisión ahora ha sido confirmada por la Corte de Apelaciones, que dijo que el Estado debe poner a la venta el águila y el telémetro, ya sea a través de un remate o cumpliendo con el mecanismo TOCAF del Gobierno de Uruguay, que rige las compras y los contratos de las agencias estatales.
El producido de esa venta debe ser compartido por los dos hermanos Etchegaray. Alfredo Etchegaray ha explicado que habían presentado la demanda contra el estado uruguayo luego de obtener los permisos correspondientes para la búsqueda y rescate de los artículos.
La búsqueda del águila de Graf Spee fue compleja tanto por la profundidad como por las condiciones adversas donde se posa, a pesar de lo cual los hermanos Etchegaray lograron su cometido. Habían firmado el contrato en 2004. Ese mismo año lograron retirar el telémetro y dos años después el equipo encontró el águila en la proa, de más de 300 kilos de peso y con una esvástica tallada en las patas del pájaro. Una vez que el águila y el telémetro fueron sacados del agua, comenzaron los problemas [junto con] la negativa del estado a cumplir con su parte del contrato, agregó.
La nueva sentencia ya se puede ejecutar, aunque todavía se puede presentar un recurso adicional ante la Corte Suprema.
El ministro de Defensa, Javier García, dijo que sea cual sea el resultado del enfrentamiento legal, el Estado uruguayo garantizará que este símbolo, que representa una parte de la historia más negra de la humanidad, no sirva para publicidad o culto del nazismo.