El ministro de Exteriores de Nicaragua, Denis Moncada, anunció el viernes que el país ha iniciado de forma oficial el proceso de salida de la OEA, Organización de Estados Americanos, ante lo que el Gobierno nicaragüense considera continuas muestras de injerencia en los asuntos internos del país.
El presidente, Daniel Ortega, ha procedido a presentar al secretario de la organización, Luis Almagro, una denuncia por intromisión en los asuntos internos y el consiguiente deseo del país de abandonar la entidad.
Después de los comicios celebrados el pasado domingo 7 de noviembre, entre acusaciones de fraude y críticas por la represión del Gobierno a la oposición y críticos, la OEA aprobó una resolución en la que declaraba ilegítimas las elecciones, llamando a una evaluación colectiva inmediata con el fin de tomar las acciones apropiadas respecto a Nicaragua.
Según la resolución, las elecciones presidenciales del domingo en Nicaragua no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática. El documento afirma además que las autoridades de Nicaragua han ignorado todas las recomendaciones de la organización.
Precisamente fue Venezuela el primer país de la historia de la OEA que salió de la organización, a quien acusó de intervencionismo por haber convocado una reunión de ministros de Exteriores para abordar la situación en el país. La denuncia a la Carta Democrática --procedimiento por el cual un país sale de la OEA-- se produjo en 2017.
El artículo 148 de la carta contempla un periodo de dos años desde la denuncia hasta que se hace efectiva la salida. No obstante, en el caso de Venezuela, la OEA no reconoció el segundo mandato de Nicolás Maduro y dio su respaldo al opositor Juan Guaidó como presidente, lo que truncó el proceso de retirada venezolano.
Guaidó, autoproclamado presidente, envió entonces una carta al secretario general de la OEA, Luis Almagro, para comunicarle que formalmente la decisión del Estado venezolano de dejar sin efecto la denuncia de la carta enviada por Maduro.
Las otras grandes perturbaciones que ha enfrentado la OEA han sido la suspensión de Cuba y Honduras. En el caso del primero, todavía no ha regresado al organismo, mientras que Honduras, suspendido tras el golpe de Estado contra Manuel Zelaya en 2009, fue reinstaurado dos años después.