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Canciller argentino debe resolver cuestión internacional para recuperar credibilidad antes de las elecciones

Martes, 5 de octubre de 2021 - 09:29 UTC
 El canciller de Argentina necesita deshacer casi dos años de pasos diplomáticos en falso si se quiere revertir el resultado electoral El canciller de Argentina necesita deshacer casi dos años de pasos diplomáticos en falso si se quiere revertir el resultado electoral

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, Santiago Cafiero, viajará a Brasilia antes del fin de semana en una intento por arreglar las cosas entre el presidente Alberto Fernández y su colega brasileño Jair Bolsonaro, antes de la próxima cumbre del Mercosur.

Cafiero se reunirá con su colega local Carlos Alberto Franco França con el fin de diseñar una hoja de ruta de comercio exterior entre los dos países, que debería ayudar a rellenar las averiadas arcas de Argentina con moneda fuerte.

Pero dado que Fernández y Bolsonaro desconfían el uno del otro y se sientan en extremos opuestos de la mesa política, el recién nombrado canciller tiene una ardua tarea por delante.

Fernández odia al expresidente estadounidense Donald Trump y considera que el líder de la oposición brasileña, Luiz Inácio Lula da Silva, fue víctima del “lawfare” (persecución política a través de los tribunales). Fernández incluso visitó a Lula durante el encarcelamiento de este último.

Bolsonaro, por su parte, considera a Trump como un líder mundial extraordinario y cree que Lula es el paradigma de la corrupción.

En preparación para su viaje, Cafiero mantuvo este lunes una reunión con el exvicepresidente argentino y actual embajador en Brasil, Daniel Scioli, de quien se dice tiene una muy buena relación política y personal con Bolsonaro, lo cual debería ser fundamental para las nuevas negociaciones.

Los analistas han sostenido que si Fernández y Bolsonaro no se llevan bien en términos diplomáticos, el Mercosur no podrá superar la crisis estructural que atraviesa como resultado de las iniciativas impulsadas por Uruguay y respaldadas por Brasil por las que los estados miembros deben poder negociar acuerdos comerciales unilaterales con otros países o bloques, lo cual está expresamente prohibido por el Tratado de Asunción, documento fundacional del Mercosur.

Bolsonaro y el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, también buscan una reducción de los Aranceles Externos Comunes (AEC) del Mercosur, algo con respecto a lo cual Argentina no está abiertamente en contra, sino que prefiere avanzar gradualmente y artículo por artículo, para proteger a los fabricantes locales.

El Gobierno argentino también cree que este no es el momento adecuado, a la luz de la crisis del COVID-19.

Cafiero es consciente de las diferencias entre su jefe y tanto Bolsonaro como Lacalle Pou, y tiene la instrucción presidencial de encontrar un punto de inflexión que permita a las partes acercarse y evitar que el Mercosur se convierta en “un fósil geopolítico”.

El canciller argentino también planea almorzar este martes con su homólogo uruguayo Francisco Bustillo, quien es amigo personal de Alberto Fernández y se dice que cuando visita Buenos Aires incluso pernocta en la residencia presidencial de Olivos.

Fácil de decir y difícil de lograr, la misión de Cafiero es simple: mejorar las relaciones diplomáticas y despejar el camino para las exportaciones nacionales a los mercados internacionales.

En este sentido, Cafiero enfrenta un desafío inmediato durante la Cumbre del G20 en Roma a finales de este mes. El resultado de todas estas negociaciones es clave para las posibilidades del Gobierno de revertir los resultados de las elecciones primarias obligatorias, abiertas y simultáneas (PASO) del 12 de septiembre. El momento es casi perfecto para las elecciones legislativas del 14 de noviembre.