Argentina ha enviado una nota diplomática al gobierno chileno del presidente Sebastián Piñera rechazando la última vocación expansiva con respecto a su más reciente decreto sobre la plataforma continental.
La nueva disputa fronteriza se desató cuando Piñera incluyó en la cartografía chilenas unos 5.500 km2 de océano que Argentina afirma le pertenecen. Es probable que la controversia llegue a los tribunales de arbitraje internacional de La Haya.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina también afirma que el diálogo entre Piñera y el presidente Alberto Fernández había sido bastante fluido, lo que hizo que este último no sospechara lo que finalmente se firmó. Argentina insistió, además, en que la decisión de Chile viola los tratados entre ambos países.
“La aspiración que ahora manifiesta Chile es contraria al Tratado de Paz y Amistad de 1984 y a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, y expresa una vocación expansiva que Argentina se ve obligada a rechazar”, dice la nota.
“El reclamo a que se refiere dicho Decreto es manifiestamente extemporáneo e inconsistente con la conducta de Chile antes de mayo de 2020 y desconoce las disposiciones de los estándares internacionales aplicables cuya interpretación de buena fe es requerida por el derecho internacional”.
Argentina y Chile estuvieron al borde de la guerra a fines de 1978 por las tres islas del Canal Beagle, lo que fue impedido por mediación del Papa Juan Pablo II y su enviado, el Cardenal Antonio Samore.
El pasado fin de semana, el diario Clarín vinculó la nueva disputa entre Argentina y Chile con la construcción en las Islas Falkland de un megapuerto de aguas profundas en Puerto Stanley que, según el informe, competiría en logística y tecnología con la terminal portuaria de Ushuaia.
Clarín advirtió que el nuevo puerto está planeado también para cruceros turísticos y expediciones científicas y antárticas, donde Chile, Argentina y Reino Unido tienen reclamos superpuestos y adelantó que la actual controversia diplomática entre ambos países sudamericanos podría revivir la disputa por las Islas Falkland cuando la nueva terminal portuaria genere más tráfico.
Mientras tanto, Infobae también abordó el tema, preguntándose si la movida de Piñera y la respuesta de Argentina fueron electoralismo inofensivo o imprudencia con consecuencias imprevisibles.
Infobae también recordó declaraciones recientes de políticos de la provincia argentina de Mendoza, quienes favorecieron una posible secesión provincial, además de comentarios de políticos opositores de que Argentina bien podría entregar las Malvinas a cambio de vacunas, desafiando las disposiciones constitucionales que obligan a una lucha diplomática por la soberanía.
El sitio también citó una larga sucesión de provocaciones pseudo mapuches en el sur, con ataques a habitantes de la zona, usurpaciones de tierras y una predicación a favor de 'naciones' falsamente postuladas como preexistentes a Argentina y Chile.
“Es en este escenario -dice Infobae- que el decreto del presidente de Chile, Sebastián Piñera, viola los acuerdos de paz de 1988 y 1999, generando una respuesta desde Argentina y comprometiendo las relaciones bilaterales”.
El informe también recuerda que en 1984 el Tratado de Paz y Amistad firmado en el Vaticano bajo los presidentes Raúl Alfonsín y Augusto Pinochet y que el 16 de diciembre de 1998 los presidentes Carlos Menem y Eduardo Frei firmaron el acuerdo que puso fin a la última controversia pendiente entre Chile y Argentina - la cuestión de los Hielos Continentales, además del Tratado de Paz y Amistad firmado en 1902 por los presidentes Julio A Roca (Argentina) y Germán Riesco Errázuriz (Chile).
Infobae insistió en el enfoque electoral, ya que ambos países celebrarán comicios antes de fines de 2021. Chile elegirá un nuevo presidente, mientras que el futuro de Fernández depende de la cantidad de legisladores que pueda reunir en las próximas elecciones de medio término. Chile también está atravesando una reforma constitucional. El artículo advirtió sobre el riesgo de que dos dirigentes irresponsables antepongan su corto interés electoral a los objetivos estratégicos de sus respectivos países y comprometan sin el menor escrúpulo más de un siglo de entendimiento.