La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) anunció este jueves que un total de 130 países habían acordado crear un impuesto mínimo sobre las ganancias corporaciones multinacionales de al menos el 15%.
Después de años de arduo trabajo y negociaciones, este paquete histórico garantizará que las grandes empresas multinacionales paguen su parte justa de impuestos en todo el mundo, dijo el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, en un comunicado.
El documento se basa en el acuerdo alcanzado en la Cumbre del G7 en Inglaterra a principios de junio.
La nueva propuesta también delinea el escenario para una distribución “más justa” de los beneficios entre los países donde las empresas tienen su sede y aquellos donde realmente operan incluso sin presencia física debido a la tecnología digital.
La Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, celebró un día histórico para la diplomacia económica, mientras que su homólogo alemán Olaf Scholz elogió un paso colosal hacia una mayor justicia fiscal. El ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, consideró el anuncio del jueves como el acuerdo fiscal internacional más importante alcanzado en el último siglo.
La declaración de la OCDE continuó: “Este plan de dos pilares será de gran ayuda para los países que necesitan movilizar los ingresos fiscales necesarios para restaurar sus finanzas públicas y presupuestos, mientras invierten en servicios públicos esenciales, infraestructura y medidas necesarias para una economía sólida y una recuperación sostenible después de la crisis.
Los firmantes del documento ahora tienen hasta octubre para finalizar el trabajo técnico y preparar un plan para su implementación efectiva en 2023, que se espera encabece la agenda durante la Cumbre de Ministros de Finanzas del G20 la próxima semana en Venecia, Italia.
La nueva reforma apunta a terminar con la competencia fiscal en un momento en que los estados están gastando masivamente para hacer frente a la pandemia.
La tasa del 15% propuesta por Estados Unidos no contó con apoyo unánime, e incluso atrajo una oposición directa porparte de legisladores republicanos en el Congreso estadounidense.
Países de la Unión Europea como Irlanda y Hungría, que han hecho de la competencia fiscal uno de sus principales atractivos, se encuentran entre los que se oponen a los nuevos cambios.
Convencer a China, que también había planteado preocupaciones sobre el proyecto, era uno de los principales desafíos, en palabras de Yellen. El gigante asiático aplica tipos de importación reducidos a empresas en determinadas actividades innovadoras y no quería un tipo mínimo superior al 15 por ciento. Con ese número en el acuerdo final, Beijing decidió unirse al grupo de 130 países.
El gobierno irlandés expresó su amplio apoyo al acuerdo, pero señaló su reserva sobre la propuesta de una tasa impositiva efectiva mínima global de 'al menos el 15%', debido a lo cual el país no estaba en condiciones de unirse al consenso, según un comunicado de su Ministerio de Finanzas.
“Este paquete no elimina la competencia fiscal, como no debería, pero establece limitaciones acordadas multilateralmente”, explicó Cormann.
Los países también acordaron una distribución más justa de beneficios y derechos tributarios con respecto a las multinacionales, incluidos gigantes digitales como Amazon y Google.
El acuerdo reasignaría algunos derechos impositivos sobre las multinacionales de sus países de origen a los mercados donde tienen actividades comerciales y obtienen ganancias, independientemente de si las empresas tienen presencia física allí, dijo la OCDE en su comunicado.
Las tasas impositivas más bajas no solo no han logrado atraer nuevos negocios, sino que también han privado a los países de fondos para inversiones importantes como infraestructura, educación y esfuerzos para combatir la pandemia, sostuvo Yellen en redes sociales.
Por su parte, otros observadores manifestaron que el acuerdo favorecía a los países ricos los que están en desarrollo. “El acuerdo no solo deja vacíos legales para que las multinacionales practiquen la evasión fiscal, sino que también acentuará las desigualdades entre países ricos y pobres”, dijo Quentin Parrinello, portavoz de la ONG Oxfam Francia.
Un acuerdo justo habría permitido una mejor redistribución de los derechos gravados. Pero los países del G7 obtendrán el 60% de los ingresos fiscales mínimos. Se espera que los países en desarrollo, que representan más de un tercio de la población mundial, reciban sólo el 3% de los ingresos ”, agregó Parrinello en un comunicado.