El ex ministro Luis Arce, 57, conocido por muchos como el padre del “milagro económico” de Bolivia, y quien será el próximo presidente de Bolivia se desempeñó como jefe de la cartera de Economía durante casi 12 años del Gobierno del ex presidente y líder del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales.
Con la promesa de volver a instalar los grandes planes de industrialización del gas natural y de los grandes yacimientos de litio y de diversificar la matriz productiva del país, Arce tendrá la tarea de recuperar la senda del crecimiento en momentos en que la región está fuertemente afectada por la pandemia del coronavirus.
El Banco Mundial estima que la economía de Bolivia, dominada por la agricultura y el gas, caerá alrededor de 6% este año después de más de tres décadas de crecimiento.
“En toda esta jornada estamos recuperando la certidumbre, muy importante en la población, en el pueblo boliviano, para poder desarrollar todo tipo de actividades económicas, que beneficia a la pequeña, mediana y gran empresa, pero también al sector público”, sostuvo Arce el lunes en un discurso ante periodistas.
Nacido en La Paz, el presidente electo se graduó en Economía en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), la principal universidad pública de Bolivia, y luego obtuvo una maestría en la Universidad de Warwick, en Inglaterra.
Durante su gestión, Bolivia creció a un ritmo anual de 4,6%. Con la mirada puesta en la demanda interna como motor del crecimiento económico, Arce promovió la nacionalización de empresas estratégicas y el desarrollo de inversión pública y políticas redistributivas.
Por otro lado, Arce se mostró en contra de la producción ilegal de hoja de coca y del narcotráfico.
Si bien fue respaldado por Morales, quien se encuentra asilado en Argentina, Arce sostuvo que el ex presidente debe resolver sus cuentas pendientes con la Justicia antes de considerar una posible participación en el nuevo gobierno del MAS.
Morales debió abandonar Bolivia el año pasado en medio de violentas protestas, luego de que fuera acusado de fraude en los comicios que ganó en octubre, cuando pretendía extender hasta 2025 su mandato iniciado en 2006.