Argentina está viviendo una crisis económica y también sanitaria producto del coronavirus. Es por esto que hay muchos críticos del manejo del Gobierno de Alberto Fernández. Y una de las más apuntadas es la ex presidenta y actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
De hecho, el destacado columnista argentino Joaquín Morales Solá atribuye a ella gran parte de la crisis. El problema de la economía es Cristina Kirchner se titula su publicación en el diario La Nación. ¿Es culpable Miguel Pesce, presidente del Banco Central, de la debacle cambiaria? ¿O la culpa la tiene Martín Guzmán, que conduce solo una parte de la economía?
Aunque el equipo económico está políticamente agotado, sería injusto atribuirles a ellos responsabilidades que son de otros. Como la economía tiene un problema político, que es la desconfianza empresaria y social, entre los líderes políticos está el responsable que la Argentina explore ahora el umbral mismo del colapso.
El conflicto fundamental puede resumirse en un párrafo: Cristina Kirchner no puede ser la jefa política de un país con la economía en crisis, comienza. Agrega que el problema de fondo es ella, sobre todo la Cristina Kirchner que escribe tuits incendiarios con respecto a la seguridad jurídica y que también comete actos en ese sentido... La opción no es entre la economía o la salud, sino entre la solución económica o el poder político de Cristina.
Morales Solá se pregunta, ¿está Cristina dispuesta a arruinarle también al Presidente la fiesta con el Fondo Monetario? Si ese fuera el caso, ¿qué quiere la vicepresidenta? Nadie le discute su cargo ni las funciones constitucionales que debe cumplir. Pero nada de eso tiene que ver con el gobierno ni con la economía.
Y para cerrar, señala que la cuarentena funcionó para detener el tiempo en todas partes, menos en los territorios propios de Cristina. Nunca demoró ninguno de sus proyectos, de sus venganzas o de sus intereses. El problema de la economía es político y tiene el nombre de la vicepresidenta. Antes de chocar con la pared, el Presidente deberá decidir si produce un giro significativo en su administración. La política, la economía y la paciencia social están demasiado cerca de la extenuación.