El ministro de Finanzas irlandés, el conservador Paschal Donohoe, será el próximo presidente del Eurogrupo, el foro de ministros de Finanzas de la zona euro, tras imponerse este jueves a la vicepresidenta económica de España, Nadia Calviño, en una votación crucial para el futuro de la Unión Europea (UE).
La caída de Calviño, quien partía como favorita, no solo frustra las aspiraciones de España sino también los planes de las grandes potencias europeas, Francia y Alemania, que junto a Italia, apoyaban su candidatura en una apuesta por una mayor integración a las fuerzas nacionalistas que presionan hacia cada vez menos Europa.
“Queremos acelerar la integración de la Eurozona y pensamos que Calviño puede ser una excelente presidenta del Eurogrupo para hacerlo”, afirmó el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, poco antes de la votación.
Por su parte, la canciller alemana, Ángela Merkel, también había respaldado públicamente a la vicepresidenta española en una reciente entrevista.
Sin embargo, el apoyo público de las grandes economías de la zona euro no fue suficiente para que la española venciera en la votación final, en la que los pequeños países del norte, los llamados frugales- antes defensores de la austeridad- se unieron a los sectores más ortodoxos.
El duelo entre Calviño y Donohoe -el tercer candidato era el liberal luxemburgués Pierre Gramegna, quien tenía pocas posibilidades- se presentaba como decisivo para definir el camino que tomarán los países de la zona euro en un momento crucial de grandes tensiones y división entre el Norte y el Sur ante la crisis provocada por el coronavirus.
Para el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, quien invirtió capital político en esta batalla, la derrota es dura, ya que el triunfo le habría servido para reforzarse de cara a la próxima cumbre en la que se juega las condiciones en las que España recibirá los fondos de reconstrucción europeos, al ser uno de los países más golpeados por la Covid-19.
Donohoe sucederá al portugués Mário Centeno, cuya llegada al Eurogrupo hace dos años y medio supuso un cambio radical en el organismo que venía de una presidencia con un perfil muy ortodoxo y agresivo, marcada por el ajuste. Sin embargo, el portugués no logró forjar un liderazgo que permitiera a la eurozona avanzar en una mayor integración.
La llegada de Donohoe, quien asumirá las riendas de la Eurozona el próximo 13 de julio, y su mandato se prolongará hasta diciembre de 2022 (puede ser reelegido), vuelve a imprimir un giro conservador.
En un momento de máxima polarización por la gestión de la salida a la crisis del coronavirus, el nuevo presidente del Eurogrupo tendrá como desafío reforzar la unidad para avanzar en una Europa más integrada y fuerte o, al menos, evitar que la brecha entre el Norte y el Sur se profundice.
Espero con interés trabajar con todos mis colegas en los próximos años para garantizar una recuperación justa e inclusiva para todos a medida que nos enfrentamos a los desafíos futuros con determinación, sostuvo Donohoe tras su elección.
Donohoe, quien contaba con al apoyo de los conservadores europeos, forma parte del Eurogrupo desde 2017 y acaba de ser confirmado en su cargo como ministro de finanzas de Irlanda, gobierno que por un lado apoyó a los países nórdicos contra los planes de integración de la eurozona del presidente francés, Emmanuel Macron, aunque durante la crisis del coronavirus respaldó también los eurobonds que reclamaba España.