La Amazonía brasileña nunca había perdido tantos kilómetros cuadrados en once años. Entre agosto de 2018 y julio de 2019 se perdieron 10.129 kilómetros cuadrados de selva, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
Los datos de este periodo ya se habían divulgado oficialmente en noviembre, pero ahora se revisaron y se constató que la deforestación es superior a lo que se pensaba (entonces se detectaron 9.762 kilómetros cuadrados de selva destruida).
La mayoría de la deforestación, detectada desde el espacio con imágenes del satélite Landsat, se concentra en un 84,5% en cuatro de los nueve estados que componen la Amazonía Legal: Pará, Mato Grosso, Amazonas y Rondônia.
Cerca de la mitad de la cifra reportada se concentra en Pará, donde más se destruye la selva tropical: se perdieron 4.172 kilómetros cuadrados de bosque, un 52% más que en el periodo anterior.
La nueva cifra supone un aumento del 34,4% con respecto al período anterior, cuando se registraron 7.536 kilómetros cuadrados de selva deforestada.
Las imágenes satelitales que detectan estas áreas deforestadas lo hacen a partir de terrenos que tengan más de seis hectáreas devastadas.
Los datos del INPE confirman que la deforestación creció en el primer año de Gobierno de Jair Bolsonaro, que asumió su mandato en enero de 2019.
El presidente ha impulsado iniciativas cuestionadas por los ecologistas, como la reducción de la fiscalización en la Amazonía, y el incentivo de la agricultura en la región.
En julio de 2019, Bolsonaro destituyó al entonces presidente del INPE justamente por su desacuerdo en cuanto a los métodos usados por el organismo para medir la deforestación.