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El Paraná marca la mayor bajante histórica y su menor caudal frente a Entre Ríos

Jueves, 23 de abril de 2020 - 12:08 UTC
El Instituto Nacional del Agua (INA) informó que estiman una altura de 0,40 metros para el próximo 28 de abril; y de alrededor de 0,39 para mayo (Foto LA NACION) El Instituto Nacional del Agua (INA) informó que estiman una altura de 0,40 metros para el próximo 28 de abril; y de alrededor de 0,39 para mayo (Foto LA NACION)

El río Paraná registraba el miércoles por la tarde una altura de 0,49 metros frente a la capital de Entre Ríos y superó la bajante histórica de 0,50 metros de 1971, la de menor caudal tras los 0 metros detectados en 1970, informaron hoy fuentes oficiales.

Además, el Instituto Nacional del Agua (INA) informó en su reporte semanal que estiman una altura de 0,40 metros para el próximo 28 de abril; y de alrededor de 0,39 para los primeros días de mayo.

Según el INA, la falta de lluvias, y las condiciones climáticas de los últimos meses en las cuencas que aportan al caudal del río Paraná son las principales causas de la bajante.

En tanto, el organismo nacional resaltó que el acuerdo con Brasil para aumentar el caudal en la represa de Itaipú “aliviaría la situación de la ribera misionera”.

A raíz de la bajante, salieron a la luz bancos de arena, embarcaciones hundidas, la manta protectora del túnel subfluvial que une las capitales de Entre Ríos y Santa Fe, anclas antiguas y los municipios debieron trabajar para mantener el servicio de agua potable.

El ministro de Producción, Turismo y Desarrollo Económico de Entre Ríos, Juan José Bahillo, resaltó que la pesca deportiva y recreativa “está absolutamente prohibida” y evalúan “la veda total de pesca”.

“Es una situación muy crítica” pero también hay “empresas y cerca de 1.500 pescadores habilitados a los que habría que dar una respuesta social”, aseguró Bahillo.

En Entre Ríos, el dorado y el surubí son las principales especies en peligro de extinción, y actualmente está vigente la veda absoluta para la pesca de manguruyú y pacú. La población de peces del río Paraná depende de los ciclos hidrológicos y climáticos, por lo que el río bajo perjudica la reproducción y el crecimiento natural de ciertas especies.