El gobierno del conservador de Jair Bolsonaro congeló el programa social Bolsa Familia, emblema de la reducción de la miseria durante la gestión de Lula da Silva y prohibió el ingreso de nuevos beneficiarios en momentos en que la pobreza en Brasil va en aumento.
Durante el primer año de Bolsonaro en el poder, se redujo considerablemente la cantidad de nuevos beneficiarios. Desde mitad de 2019, solo 100.000 familias por mes accedeiron a la concesión, cuando antes el promedio era de 220.000.
Cada familia que ingresa a Bolsa Familia recibe el pago de 89 reales per capita, unos 21 dólares.
Según el Ministerio de Ciudadanía brasileño, existen 494.229 familias inscriptas y que están habilitadas para cobrar la subvención. Pero el diario, en base a datos públicos analizados por especialistas, proyectó que 1,7 millones de familias (unas 5 millones de personas) estarían en condiciones de acceder a la ayuda estatal.
El Gobierno de Bolsonaro admitió la disminución en el número de beneficiarios, pero la justificó diciendo que se normalizará “con la conclusión de los estudios de reformulación de Bolsa Familia”.
La extrema pobreza en Brasil alcanzó en 2018 –última medición oficial- su mayor nivel desde 2012, con el 6,5 % de la población, equivalente a 13,5 millones de personas, que tiene ingresos menores a 1,9 dólares diarios.
Bolsonaro –que durante su campaña electoral llamó a los beneficiarios del plan “miserables ignorantes” debido a que fueron durante años la base electoral del Partido de los Trabajadores (PT)- defendió otra forma de reducir la pobreza.
Su ministro de Economía, Paulo Guedes, defendió el recorte de programas sociales como una herramienta para reducir el déficit estatal. “Déficits más pequeños y menos deuda alentarán el crecimiento económico al mantener bajas las tasas de interés. Eso creará empleos, que son mejores que los subsidios”, argumentó el ministro, según recordó The Economist.
Delmiro Augusto Oliveira Filho, gestor del Bolsa Familia en Inhapi, municipio de 18.000 habitantes en Alagoas, noreste de Brasil, contó que los recortes siempre existieron porque muchos beneficiarios no mantienen en el tiempo los controles administrativos necesarios para seguir cobrando la ayuda.
“Lo que no es normal es cerrarles las puertas a los nuevos”, remarcó, no obstante.