El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el miércoles el T-MEC, el nuevo acuerdo comercial negociado durante tres años con México y Canadá para reemplazar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por su sigla en inglés), anticipando un futuro glorioso para la industria estadounidense.
Hoy finalmente estamos terminando la pesadilla del NAFTA, dijo Trump en la Casa Blanca al rubricar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual considera un triunfo histórico para los trabajadores estadounidenses.
La promulgación del T-MEC fue el último acto del largo proceso que comenzó con la llegada del presidente republicano a la Presidencia en enero de 2017, hasta la adopción final por el Congreso estadounidense del texto a mediados de enero luego de un año de negociaciones con la oposición demócrata.
El T-MEC reemplazará NAFTA vigente desde 1994, que tanto Trump como muchos sindicatos en Estados Unidos veían nefasto para el empleo estadounidense.
Según analistas, el nuevo acuerdo comercial conserva muchos elementos del anterior, un gigantesco acuerdo que unió a los tres países en una compleja red de reglas y servicios comerciales, aumentando en general el crecimiento y elevando el nivel de vida en América del Norte.
Pero el T-MEC introduce cambios. Modifica las reglas de contenido en la fabricación de automóviles para impulsar la generación de empleo en Estados Unidos y requiere salarios más altos para algunos trabajadores automotrices mexicanos. También cambia pautas del comercio electrónico, la protección de la propiedad intelectual y la solución de controversias para los inversores, además de imponer disposiciones laborales más estrictas, que requirieron reformas en la normativa mexicana.
México ratificó el nuevo acuerdo el 10 de diciembre y se espera que Canadá haga lo mismo en las próximas semanas.
Para Trump, la victoria colosal de T-MEC encaja perfectamente en su mensaje de campaña Estados Unidos primero (USA first), meses antes de la carrera por la reelección de noviembre, y mientras se desarrolla el juicio político en su contra en el Senado por presunto abuso de poder y obstrucción del Congreso.
”Dos décadas de políticos se postularon para el cargo prometiendo reemplazar el TLCAN (...), pero cuando los eligieron ni siquiera lo intentaron, dijo a miembros del gobierno, legisladores, representantes sindicales y trabajadores reunidos en el pórtico sur de la Casa Blanca.
No soy como esos otros políticos, supongo que de muchas maneras, agregó. Cumplo mis promesas. Con el NAFTA, perdimos nuestros trabajos, cerramos nuestras fábricas y otros países fabricaron nuestros autos. Pero cambiamos eso, afirmó. El T-MEC cerró estas terribles lagunas.