El escenario más bien pesimista para la economía chilena de este año es que vislumbra el área de Estudios de Banco Santander, ya que proyectan una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) de apenas 1%, respecto al 3% esperado con anterioridad. Así lo dio a conocer el economista jefe, Claudio Soto, al entregar el informe Visión 2020: Perspectivas económicas en un año de cambios.
Si bien el banco considera que este año el escenario externo ayudará a contrarrestar parcialmente el débil crecimiento económico que se espera, el panorama se ve sombrío con una caída en la demanda interna de 0,7% y una contracción en la inversión de 4%. Los elementos que hay detrás de estos supuestos son una mayor incertidumbre en donde lo político influirá en gran medida por sobre lo económico, por lo que golpeará a las primas por riesgo y los indicadores de confianza.
El impacto del estallido social llevó a que realizaran un fuerte ajuste a la expectativa de crecimiento del 2019, al pasar del 2,4% -previo al 18 octubre- a un 1,1%, que espera actualmente.
Para 2021 las proyecciones apuntan a una expansión del Producto Interno bruto (PIB) de 2,5% un crecimiento en la demanda interna de 1,6% y una recuperación en la inversión de 2,1%.
Respecto de la inversión comentó que dentro de lo que compone la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) la variable de construcción tendrá un nulo crecimiento mientras que maquinaria y equipos caerá un 10,9%. Aclaró que la que más impacta en el crecimiento económico es la primera, ya que la construcción de obras es la que genera mayor actividad.
En promedio estima que el desempleo se ubicará en un rango entre 8% y 8,5%, con sesgo a la baja que podría llevarlo más allá del 9%. Eso sí, descartó que se empine por sobre los dos dígitos durante el año.
Dentro de los elementos a monitorear mencionó el frente regulatorio. Explicó que en un contexto en que la economía crecerá poco, con una creación de empleo lenta y un mercado laboral relativamente débil desde 2019, se suman regulaciones que impactarán directamente al costo del empleo. Recordó que en marzo se dará un alza importante en el sueldo mínimo para luego, en agosto retomar la discusión legislativa sobre este punto en que probablemente va a haber presión por hacer un incremento sustantivo del salario mínimo. Otro punto a considerar es la discusión por el proyecto de ley en el Congreso de las 40 horas y la de reforma de pensiones.
Ante estos cambios, comentó que será importante analizar los períodos de transición para la implementación de estos mayores costos para el empleador, pero en el margen el costo laboral subirá e incidirá en la creación de empleo.
Para este año proyectan un precio del dólar en un rango de $760 a $ 780, pero Soto aclara que estará sujeto a mayor volatilidad por lo que no descarta una mayor depreciación del peso.
En cuanto a las presiones inflacionarias a mediano plazo esperan que se mantengan contenidas. Mencionó que durante el año, producto del rezago de la incorporación del alza del tipo de cambio que se vio en la última parte de 2019, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se situaría en 3,5% durante el primer trimestre. No obstante aquello hacia delante perderá impulso debido a las perspectivas de un crecimiento lento, que mantendrá los costos laborales acotados, y al impacto del congelamiento de tarifas de servicios públicos de alta incidencia, como la electricidad, el agua potable y el transporte público. La proyección es que termine en torno a 2,7% este año.
En este contexto espera que el Banco Central mantenga durante todo el año la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 1,75%.