Tras la turbulencia inicial que generó en la corona británica la renuncia del príncipe Harry y su esposa Meghan Markle en busca de mayor independencia financiera, la reina Isabel II dio a conocer su postura y frenó los deseos de la joven pareja.
La monarca se comunicó a través de un escueto escrito en su página web oficial, en el que asegura que los abordados son “problemas complicados, que llevarán tiempo resolver”.
De este modo, Isabel II acalló las especulaciones en torno a su eventual reacción y dejó en claro que la decisión de Harry y Meghan no es de su agrado, aunque no descartó la posibilidad de darle su beneplácito en un futuro.
El inesperado anuncio de los duques de Sussex tiene lugar tras un año de crisis para los Windsor, que vio a su tío, el príncipe Andrés, salpicado por el caso de su amigo Jeffrey Epstein, el financiero estadounidense acusado de violación a menores y hallado muerto en una cárcel de Nueva York en agosto.
En un mensaje calificado de personal, Enrique, de 35 años, y la ex actriz estadounidense Meghan Markle, de 38 años, anunciaron su intención de retirarnos como miembros de primer rango de la familia real y trabajar para adquirir independencia financiera, sin dejar de apoyar plenamente a Su Majestad la Reina.
Después de muchos meses de reflexión y discusiones internas, hemos elegido iniciar una transición este año y empezar a labrarnos progresivamente un nuevo papel dentro de esta institución, añadieron.
La pareja, que por primera vez pasó estas navidades en Canadá con su bebé Archie y la madre de Meghan, Doria Ragland, afirmó desear repartir a partir de ahora su tiempo entre el Reino Unido y Norteamérica.