El presidente de Colombia, Iván Duque, anunció el martes algunas reformas sociales en un nuevo esfuerzo por calmar las protestas contra su gobierno, después de que sindicatos y estudiantes anunciaron más movilizaciones en honor a un joven manifestante que murió tras ser herido por la policía.
El Comité Nacional de paro, conformado por sindicatos y organizaciones de estudiantes que convocó a las movilizaciones de miles de personas de la semana pasada, demandó “una negociación permanente hasta resolver la agenda con la que se convocó” a la protesta.
Los líderes de los sindicatos que se reunieron más de dos horas con el presidente, exigieron una negociación exclusiva, rechazaron hacer parte de un gran diálogo nacional con empresarios y jefes de los gremios que permita plantear soluciones a los problemas sociales y económicos del país.
El presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia, Luis Miguel Morantes, sostuvo que la negociación “debe ser entre el Comité de Paro y el Gobierno Nacional”.
Después de la reunión, Duque anunció la incorporación de algunas medidas sociales al proyecto de reforma tributaria que se tramita en el Congreso y que debe ser aprobado antes de finalizar el año.
El mandatario propuso la devolución del impuesto sobre las ventas o IVA a las familias más pobres, que equivaldría al 20% de la población del país, la reducción gradual del 12% a 4% en el aporte a la salud que hacen los pensionados con un salario mínimo, así como incentivos a empresas que generen empleo para los jóvenes.
Las medidas equivaldrían a cerca de 3,2 billones de pesos (unos 931 millones de dólares), estimó el viceministro de Hacienda, Juan Alberto Londoño.
Miles de manifestantes han salido a las calles de Bogotá y otras ciudades en los últimos días para protestar contra las políticas económicas y sociales del gobierno, mientras exigen lo que denominan cambios estructurales que beneficien a la mayoría de la población pobre del país de 48 millones de habitantes.
El martes hubo concentraciones en varios sectores de Bogotá, incluyendo los alrededores del hospital donde murió el joven manifestante y la calle en la que cayó herido.
Los manifestantes también rechazan la corrupción, la que consideran falta de acción del gobierno para detener el asesinato de cientos de activistas de derechos humanos y de líderes indígenas, y la implementación por completo de un acuerdo de paz con la desmovilizada guerrilla de las FARC que Duque intentó modificar sin éxito.
La muerte el lunes en la noche de Dilan Cruz comenzó a generar críticas sobre las tácticas de dispersión del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional (ESMAD), que incluyen gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento.
El Comité Nacional de Paro exige el desmonte del ESMAD y la depuración de la policía.
Cruz, de 18 años y quien se convirtió en un símbolo de las protestas, resultó herido el sábado al recibir un impacto con un proyectil de gas lacrimógeno en el cráneo cuando un grupo de manifestantes enfrentaba a la policía que intentaba impedir los desórdenes y bloqueos a calles del centro de Bogotá.