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De pie: Falleció la “prima ballerina” cubana, Alicia Alonso

Viernes, 18 de octubre de 2019 - 09:46 UTC
Alicia entró en la Scholl of American Ballet, donde se formó con los maestros Enrico Zanfretta, Alexandra Fedorova, Anatole Vilzak y Anthony Tudor Alicia entró en la Scholl of American Ballet, donde se formó con los maestros Enrico Zanfretta, Alexandra Fedorova, Anatole Vilzak y Anthony Tudor

La eminente bailarina cubana Alicia Alonso, directora oficial del Ballet Nacional de Cuba, falleció este jueves al mediodía a los 98 años en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas de La Habana, donde había sido internada por una baja súbita de presión, informó un representante de la agrupación.

Alonso, cuyo nombre real era Alicia Ernestina de la Caridad Martínez del Hoyo y había nacido el 21 de diciembre de 1920 en el cuartel Columbia de la capital cubana, fue “prima ballerina” del BNC, uno de los grandes mitos vivientes del ballet latinoamericano y mundial, famosa por sus interpretaciones de “Giselle” y “Carmen” y habitual visitante a la Argentina.

En su niñez viajó a España con sus familiares, donde ingresó en el mundo de las danzas locales con influencias gitanas, todo durante la estadía familiar en Andalucía, particularmente en Cádiz y la ciudad de Jerez de la Frontera.

A los 9 años cursó estudios con el maestro ruso Nikolai Yarvorski en la Sociedad Pro-Arte Musical de La Habana, donde se presentó en público como integrante del ballet “El cascanueces”, de Tchaicovsky-Petipa, y en 1937 viajó a Nueva York, donde además de dedicarse a la danza se casó con Fernando Alonso, de quien tomó su apellido artístico y con el que tuvo a su hija Laura.

Alicia entró en la Scholl of American Ballet, donde se formó con los maestros Enrico Zanfretta, Alexandra Fedorova, Anatole Vilzak y Anthony Tudor, y estudió también en Londres con Vera Volkova y en París con Olga Preobrayenskaia.

Con la compañía neoyorquina Ballet Theatre -después American Ballet Theatre o ABT- estuvo en varios períodos entre 1940 y 1959, donde asumió papeles históricos en “Undertow” (Tudor-Schumann), “Theme and Variations” y “Fall River Legend”.

Bronislava Nijinska, hermana de Vaslav Nijinsky, creó para ella el “Schumann Concerto” y el coreógrafo Enrique Martínez hizo lo propio con el exótico “Tropical pas de deux”.

Antes había aparecido en los teatros de Broadway en los musicales “Great Lady” y “Stars in Your Eyes”, a fines de la década de 1930, además de una gira con el Ballet Caravan, sobre temas del lejano Oeste con obras como “Billy the Kid”, de Eugene Loring.

Según se dice, su primera aparición como protagonista de “Giselle”, con Anton Dolin, el 2 de noviembre de 1943, se produjo tras un accidente de la protagonista Alicia Markova, la titular, y en tal sentido en 2013 se celebraron los 70 años del acontecimiento con el Ballet Nacional de Cuba en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, vecino de la famosa plaza de toros homónima que está sobre el Guadalquivir.

Alicia -quien además prestó su nombre para un perfume creado especialmente- atravesó sus últimos años como no vidente, circunstancia que nació a mediados de los años 40, cuando sus dificultades para ver fueron agravándose y determinaron varias operaciones, primero en Nueva York y luego en Barcelona en 1972, más cuando los médicos le recetaron dejar la danza, ella se esmeró en su técnica en su versatilidad creativa para adaptar su enfermedad a estudiar roles y modos de interpretación que la superaran.

En 1948 regresó a La Habana como bailarina invitada de un grupo privado y fundó su propia compañía, el Ballet Alicia Alonso, que a partir de 1959, con el triunfo de la Revolución comenzó a llamarse Ballet Nacional de Cuba y a funcionar en el Gran Teatro de La Habana, un complejo cultural de estilo barroco integrado por varias salas de teatro, inaugurado en 1915.

Luego de varias idas y venidas a principios de los 60, cuando las relaciones políticas entre Cuba y Estados Unidos se tensaron, actuó en escenarios de los dos países y también en Europa, y en plena Guerra Fría fue invitada a bailar en el Kirov de Leningrado -hoy Mariinski, de San Petersburgo- y también en el Bolshói, de Moscú, donde pudo instruir brevemente a un joven Rudolf Nureyev, luego figura mundial.

En una de sus últimas visitas a Buenos Aires, la artista fue condecorada en 2006 en el Salón Gris del Senado de la Nación, en ocasión de presentar en varios ciudades argentinas una versión de “Don Quixote”, de Minkus-Petipa en versión completa, cuando llegó acompañada por su segundo marido, Pedro Simón, director de la revista Cuba en el Ballet.